martes, 31 de marzo de 2009

Otra Nota A Propósito Del Rescate Bancario En Estados Unidos



Bien es sabido que en fechas recientes el gobierno de los Estados Unidos ha puesto en marcha un plan para rescatar a los bancos de aquel país con el único propósito de reactivar los mecanismos de crédito, y así traer de nuevo a la vida a la maltratada economía norteamericana. En términos técnicos esto, a grandes rasgos, significa que el gobierno a partir de un fondo constituido por dinero de los contribuyentes (en realidad son dos, uno aprobado el año pasado de 700 billones de dólares, y otro aprobado hace algunas semanas de un aproximado de 1 trillón de dólares), adquirirá la deuda, es decir, comprará los activos tóxicos que los bancos tienen en sus hojas de balance, ya que estos no pueden ser vendidos debido a que sus precios están muy por debajo de lo que realmente debieran valer en condiciones de un mercado sin crisis. En términos económicos esto debiera significar que el gobierno tendría que tomar el control directo de las entidades financieras, o como erróneamente lo han llamado los estadounidenses: una nacionalización. Esto implicaria que al más puro estilo desarrollista, el gobierno tendría que decidir, mediante un rígido control, y una vez que los bancos hubiesen vendido todos sus activos malos, a quien prestar, cuanto prestar y para que prestar. Es decir, sería el vigilante de los créditos, y si, se estableciesen las reglas para las transacciones de títulos accionarios, sería el único capaz de tener control de las operaciones financieras en el país. Con esto, entre otras cosas, se regularían los mercados especulativos, se alentaría la banca de desarrollo, y se desapalancarían los mercados hipotecarios. Lo anterior implicaría implementar un nuevo marco institucional, con nuevas reglas de funcionamiento, con nuevos actores burocráticos y politicoeconómicos encargados de manejar el nuevo aparato institucional (Algo así como lo que paso con el New Deal después de la depresión de los 30’s); eso sería lo que muchos intelectuales, sobre todo keynesianos y otros tantos liberales estarían esperando que ocurriese. Sin embargo, las medidas que la administración de Obama esta tomando, están poniendo en duda, ya no la elaboración de un nuevo marco institucional, sino el propio mecanismo de rescate. En los detalles del último plan para comprar los “activos tóxicos” del sistema financiero resalta el “miedo” a que el gobierno tome control definitivo de los operarios bancarios. Al más puro estilo ortodoxo se propone que el sector privado, con un préstamo del casi 90% del fondo de dinero público (es decir, el inversor privado solo aportará de su dinero un 10% del precio del activo, pero poseerá el activo), adquiera los activos, que dicho esta de paso, se subastaran para que opere un cuasi-mecanismo de mercado, y para que estos recuperen su valor, es decir, se incremente su precio, los bancos puedan llevar sus hojas de balance al positivo, y de esta forma puedan volver a otorgar créditos. Si hay pérdidas en la compra-venta de estos activos tóxicos, las asumirá el gobierno ya que el inversor privado puede retirarse, y si hay ganancias, se repartirán entre el gobierno y el privado lo cual alentará a estos últimos a arriesgar su dinero. Este enmarañoso mecanismo, a grandes rasgos lo que busca es que el gobierno solo sea una especie de “facilitador” de dinero debido a que lo mantiene al margen de cualquier control accionario directo sobre cualquier banco grande. No se trastoca ninguna regla institucional, y en lo que respecta al sistema financiero se siguen respetando las mismas reglas de un mercado que funciona a partir de la esperanza de que las cosas mejoren. Pero en verdad, habría que preguntarse si las cosas con este “plan” en verdad van a mejorar. ¿Y que hay si no mejoran? Alguien le va a tener que explicar a la gente en que, cómo y para que se utilizó, y en última instancia, que pasó con su dinero. El estadounidense común y corriente tiende a desconfiar de su gobierno y pocas veces tiene muy claro como están funcionando las cosas. Lo que aun parece no quedarle claro a la ortodoxia económica (todavía enraizada en los niveles más altos de gobierno) es la necesidad de cambios institucionales, de nuevas reglas, de nuevas formas. El sistema las necesita, y estas coyunturas de crisis son expresión de que el capitalismo esta exigiendo cambios profundos que no solo se logran con la llegada de un presidente afroamericano-demócrata. Hasta ahora, al menos en cuanto a pensamiento económico se refiere, los únicos que están entendiendo bien esta necesidad son los Keynesianos. Si no, pregúntenle a Krugman y a tantos otros economistas estadounidenses que han dicho hasta el cansancio que la única vía para salir de la crisis es la nacionalización de la banca en adición a un fuerte déficit fiscal derivado de un fuerte gasto gubernamental en infraestructura (los 750 billones de dólares del programa de reactivación económica que se planean para inversión productiva y modernización escolar son mínimos comparados con los trillones destinados para rescatar al sistema bancario). Si nadie quiere poner en práctica esas opiniones por tildarlas de socialistas, solo les recuerdo una cosa. ¡Ya Despierten! ¡La guerra fría terminó hace más de 20 años!


P.D. No, no me olvido de que también todo esto representa la decadencia del sistema como lo conocemos hasta ahora, y que precisamente por eso las bases para transitar a otro sistema-mundo se hacen más visibles y evidentes…Pero por ahora, eso es harina de otro costal.


THE MAN IN BLACK

viernes, 27 de marzo de 2009

A propósito de las naciones violentas y drogadictas: el peligroso caso de EE.UU. y México.


A propósito de la violencia que sufrimos día con día y que protagoniza dramáticamente las diferentes emisiones, canales, frecuencias e imaginarios colectivos, me propongo hacer aquí un ejercicio simple de reflexión sobre el particular caso del narcotráfico, las acciones y relaciones que guardan o bien comparten tanto el gobierno mexicano –encabezado por el presidente Calderón- y las agencias de inteligencia y seguridad estadounidenses.

El problema es como bien entendemos ¡todo un problema! y uno muy delicado, de vital importancia para la seguridad interna y la salud social de toda la sociedad civil, en este caso como principal victima y afectada. El gobierno, los narcotraficantes y las agencias de seguridad, son pues, instituciones que operan y trabajan con una lógica muy distinta a la sociedad civil y su vida cotidiana.

El principal problema al que se enfrentan ambas naciones –tanto la norteamericana como la mexicana- es simple y parece ser que no quieren atacar al problema por ese frente, constituiría una fuerte crítica así mismos; una realidad que no quieren enfrentar varios actores sociales. El fenómeno del narcotráfico es un fenómeno propio del capitalismo, una encarnación de la ampliación de mercados, un cliente estupendo de los sistemas financieros y bancarios de todo el mundo, y claro esta, una representación estupenda de las relaciones sociales y culturales de la modernidad. Es cosa de dar un pequeño vistazo al caso del tabaco en Europa y su relación con las colonias de America, el comercio de éste, así como su expansión y sorprende aumento en el consumo, por lo menos desde el siglo XVIII. Éste es un buen ejemplo histórico que da pie a sus actuales extensiones más complejas y negativas.

El negocio, producción, distribución y popularización del narcotráfico, así como el consumo de drogas, es un éxito del capitalismo, en particular del modelo neoliberal: con su consecuente mercado libre, “autoregularización”, y baja regularización y supervisión por parte de las entidades estatales. Desde final de los años 70 hasta el día de hoy tenemos un aumento en el consumo de las drogas, tanto legales como ilegales. Las naciones ricas cosmopolitas tienen toda una cultura propia del consumo de éstas, los narcóticos son una representación simbólica para las culturas occidentales, representan su individualización, su secularidad y pragmatismo, son pues una extensión de la libertad que conquistaron a lo largo de varios siglos y que cuaja en la segunda mitad del siglo XX.

Pero el consumo y sus representaciones culturales no es lo que quiero recalcar aquí, mi argumento es que el problema del narcotráfico –en su sentido general- ha crecido a la par del capitalismo, es tan dinámico y eficiente como los ejemplos más habituales que nos enseñan en la escuela; como todo fenómeno tiene una dualidad tanto positiva como negativa, el narcotráfico es un aspecto negativo de la modernidad, del capitalismo, de la individualidad, de la libertad. Pero esta faceta negativa está profundamente vinculada a la sociedad y a los gobiernos. Durante muchos años represento un problema menor que ofreció ventajas de control de grupos rebeldes o que bien representaban una amenaza para el regimen y la gobernabilidad de muchas naciones, el narco fue incentivado en muchas partes del mundo, era también una fuente poderosa de financiamiento que poco a poco devino en lo que el día de hoy enfrentamos.

Lo oferta como la demanda de estos bienes ilegales es el problema, es decir, todo el problema en conjunto. EE.UU. tiende a observar únicamente el aspecto de la oferta, poco a poco va aceptando su parte demandante. Esto nos presenta una relación muy delicada entre ambas naciones, más aun porque las luchas más encarnizadas tienen lugar en la frontera común de ambas naciones y esto se ve empañado a causa de que el vecino país se caracteriza por un militarismo e intervencionismo agresivo y destructor. Si ambos gobiernos no trabajan juntos y respetan sus soberanías este tema puede ser arto peligroso para la paz y relaciones de ambos.

El empleo de grupos castrenses para combatir al narcotráfico es la única medida que ha dado resultados, el poder del ejército como último recurso de toda nación, ha hecho su labor en el ejercicio de la violencia. El problema que implica este insípido logro es el desgaste de las tropas, efectivos entrenados para acciones cualitativamente distintas y que téngase muy en cuenta, no están entrenadas para conflictos de larga duración en el tiempo, se presenta pues, como un problema latente. El que el ejercito incursiones constantemente con la población civil y haga las labores de policía y garante de la pax publica, si pax no paz, representa un asunto delicado en cuanto a las lógicas de operación de estas instituciones. El simple hecho que representa que el enemigo sea civil, ya de por si, pone en la mesa una serie de problemas importantes a ser tratados por los gobiernos, en particular con el mexicano.

Sumado al problema está la venta de armas, que es uno de los grandes negocios del mundo y en particular uno muy lucrativo para los Estados Unidos, el libre mercado ha puesto a disposición de muchos grupos criminales el acceso a armamento. Me refiero a la compra de armamento legal, ahora imaginemos la magnitud que tiene la venta de armas ilegales, ambos casos están muy bien representados en las zonas de conflicto en medio oriente y África, es el mejor ejemplo de la magnitud que tiene éste negocio, que ojo, es uno de los más legales y con más hoyos en cuanto a su regularización y comercialización en el mundo, en especial en países emergentes y pobres.

El problema del narcotráfico es un binomio entre violencia y mercado, con alcances legales e ilegales, no se puede aseverar que el narco es ilegal; es un fenómeno complejo y extendido, cuyas ramificaciones están en los límites de lo legal e ilegal, lo que comúnmente vemos en la TV y medios es el aspecto ilegal fetichizado. Del legal no se habla. Pero esta ahí, es un fuerte vínculo que sostiene al problema y su larga cadena de involucrados.

A qué me refiero con lo anterior, muy simple, el narcotráfico no son únicamente aquellos pintorescos hombres norteños con grandes sombreros, suburban y ahora Hummers; con pistolas lujosamente decoradas y atuendos extravagantes. No, son también aquellos hombres de negocios: banqueros, empresarios, políticos, etc.… todos esos hombres que en las escuelas privadas y también públicas nos dicen son el modelo a seguir, que son la representación del éxito. Son todos ellos, también narcotraficantes. ¿O todavía piensan que los narcotraficantes no conocen las bolsas de valores, los bancos, los sistemas financieros, los paraísos fiscales, los fondos de inversión, la creación de empresas, en fin, el lavado de dinero? aun creen que no leen a todos esos gurús de los negocios y el eficiente empleo de los capitales, ¿piensas que no tienen asesores graduados con honores? Ya no sólo son los abogados listillos, hay asesores financieros, economistas, politólogos, sociólogos, ex militares, policías y políticos –principalmente mandos medios-, todo un aparato intelectual y profesional en varios rubros que participa en el lucrativo negocio, no sólo es el tipo de barriada o sujetos agarrados de la calle y pobretones.

Asuntos como la extinción de dominio son buenos comienzos por combatir al narco, mucho mejores que el planteamiento de la legalización de ciertas drogas blandas, no por que no tengan argumentos afortunados y que vale la pena reflexionar; pero yo me opongo a la legalización. Por qué, simple, las instituciones gubernamentales y estatales no son capaces de enfrentar tales retos. Los funcionarios públicos en México no son capaces de manejar una empresa de este tipo, además de que hay buenos motivos oscuros la mayoría de ellos, por los cuales no se hará, aquellos que sostienen argumentos romántico-rituales-tradicionales del sentido común –que poco de común y menos sentido tienen- sobre las drogas son expresiones absurdas que no tienen seriedad, hay también partidos socialdemócratas que emplean estos argumentos con propósitos electoreros y sólo dan pena.

Una de las soluciones del problema, además del necesario y cuestionable enfrentamiento frontal contra el poder de fuego y combate del narco, es la rehabilitación y la prevención. Este es uno de los problemas que deberían jugar un papel más importante, un rol más activo con la sociedad civil, aquí especialmente es donde deberíamos cooperar con la vecina nación anglosajona, en éste aspecto principalmente, pues ellos tienen toda una experiencia previa y más afortunada que la mexicana, en esto se debe poner mayor énfasis en la cooperación bilateral para el combate. En particular México debe tomar acciones en materia penal, reestructurar el sistema penitenciario, dado que la población en las prisiones mexicanas tiene alrededor de un 80% de incidencia en el consumo drogas, es decir que de cada diez internos, ocho consumen drogas; un numero muy elevado y carecen de rehabilitación en este sentido; ya ni hablar de la nula integración a la sociedad al purgar condenas, problema que se suma de forma profunda al narcotráfico. Los programas de rehabilitación en México son muy insipientes y muy caros, la sociedad civil participa poco en ellos, es necesario que eso cambie pronto, con tanta urgencia como el combate militar y policíaco.

La prevención, en particular en los niños y menores de edad debe de contar con programas mixtos para el alejamiento, la comprensión del uso y abuso de sustancias. Un asunto también fuertemente ligado con la carencia de asociaciones civiles y la participación ciudadana, que se suma a los grandes problemas estructurales y democráticos en México.

Para finalizar, la cooperación de ambos países en términos bien delimitados y con responsabilidad conjunta, comprometida, sin ánimos electoreros, sin lucros privados entre funcionarios públicos; con la colaboración de los medios con incursiones menos sensacionalistas; con la incursión de la sociedad civil, tomada con mucha mas seriedad y compartiendo la responsabilidad, así como la necesaria disminución de la violencia o del alejamiento de la misma hacia la sociedad civil son acciones que se antojan necesarias.

Sin embargo esto es más complejo de lo que parece, hay en el medio mucho dinero, mucho poder e intereses que van más allá del ámbito particular de una nación. Hay en el medio estrategias gubernamentales del más alto nivel, necesidades de apropiación de territorios o influencia en los mismos, tanto militar, política y económica, que ponen en la línea muchos intereses de distintos grupos, pues en el narcotráfico participan y se ven involucradas una gran cantidad de personas de todas las áreas sociales. Como ultimo comentario en esta argumentación un tanto accidentada: la pobreza agudiza las dependencias, no hay que olvidar que el narcotráfico provee de empleos y sustento a muchas familias, no olvidemos que las distorsiones sociales y los desequilibrios anomicos tienen como detonante a la pobreza y la injusticia; los liberadores de esas tensiones y pulsiones que se generan en éstos contextos son la violencia y la drogas.

Hay que reflexionar profundamente sobre el tema, conservar una posición crítica y propositiva.

INKEN DEAN.





viernes, 6 de marzo de 2009

El Desarrollo de los Seres Humanos



Y fue así que Galtung me dijo:


- La forma de consagrar su poder a los ojos de todos y así preservarlo en el tiempo fue a través del incesto, contra las relaciones sexuales.
Yo no supe que hacer, me sorprendí de una forma poco habitual. Y después me dijo:
- Si, las relaciones entre padres e hijas y madres e hijos preservan la distorsión social entre arriba y abajo.
- Y el tercer tipo incestual, contra la relación sexual entre hijo e hija, les sirve para monopolizar esta interacción horizontal por la cúspide del sistema.
Me costo entender aquella lógica tan poco convencional, pero cerro diciéndome:
- A ésto le añaden el tabú contra las relaciones sexuales entre padre e hijo y madre e hija, de naturaleza a la vez anti-incesto y anti-homosexualidad, preservado también la distorsión entre las dos clases en el sistema familiar.
Quede horrorizada de aquella violencia que se levanta conforme la estructura de los de arriba crece.

Corrí luego a refugiarme a los brazos de mi padre amante.

Audrey la Virgen Suicida.

lunes, 2 de marzo de 2009

El Arlequín del Novus Burgus y el Hazmerreír del Pueblo



Parece ser que los actores más representativos o al menos los que tienen el mayor poder y visibilidad, ya sea através de los medios de comunicación, las arenas políticas, la gran empresa o en su representación más solemne como hombres de negocios, así como de los intelectuales orgánicos y los de menor envergadura; no parecen apreciar o entender lo que un instituto electoral, que en el caso mexicano es un instituto ciudadano, vale y por lo tanto representa para la democracia.

Los ánimos democráticos y electorales que vivieron los mexicanos hace cuestión de algunos años, ese transitar de un régimen autoritario a uno democrático, ha perdido valía, ha perdido vigencia o novedad. El pasado inmediato ha quedado atrás, las luchas, la retórica, los esfuerzos y el anhelo de que un organismo que velara por la rectitud y legitimidad de las contiendas electorales en un país con un pasado cuestionable y poco democrático, quedo atrás, medio olvidado dirían algunos estudiantes.

Es verdad que dicho instituto se formo con muchas carecías, con ciertos candados y limitaciones que un proceso de liberalización contempla al menos en la teoría, y es que el instituto no es tan libre, ni tan ciudadano, no tiene esa neutralidad y apego al buen ejercicio objetivo que significaría una justa, en este caso electoral y política.

La política sin duda es una expresión emocional y temperamental, en este país se ha abierto paso por incontables recovecos y entramados siempre originales e inesperados, no se ha caracterizado por un ejercicio legal, justo y acorde al espíritu de libertad y honestidad republicano que concentra su constitución.

Es en verdad muy triste y lamentable que un instituto ciudadano como el IFE se haya convertido en el arlequín de los poderosos, un instituto joven en proceso de consolidación, el día de hoy parece enfermo. Y es que el instituto se ha visto en envuelto en una serie de escándalos y situaciones que le restan legitimidad, en el espacio que debería ser el más importante dada su labor, y es que debe ser un instituto pulcro y que proyecte seriedad, que goce de la legitimidad, de la credibilidad de la sociedad en general.

Ha sucedido que una serie de pandillas que hasta hace al menos un sexenio se llenaban la boca con atracones de democracia y transparencia, un espíritu de libertad y jubilo, un claro deseo de ser los fieles apoyos del instituto como una expresión real de democracia en este país, al día de hoy éstos se encuentren destripándolo y desprestigiándolo. Me refiero particularmente a los medios de comunicación que se han encargado de tomarle la medida, de exponer y desprestigiar la imagen del IFE, olvidaron pronto su discurso de democracia, de libertar de expresión, de profundo deseo de que las cosas cambiaran en este país, pues bien, se cumplió lo que deseaban, las cosas cambiaron a favor de estos monstruos que se asumen como la voz del pueblo pobre e ignorante, hacen de la apatía y el desinterés de la sociedad la voz que ha de salir avante mediante las imágenes relucientes y extravagantes que la televisión proyecta. Ya no necesitan más al instituto, es en cambio, un obstáculo en su hambre capitalista que poco de democrático tiene en su particular caso.

Por otro lado los legisladores y gallardos políticos que contenidos en sus partidos políticos y su adscripción al grupo olvidan que son funcionarios públicos. La lucha encarnizada por tomar el control del Estado y su aparato coercitivo, de conservar sus negocios y privilegios obscenos, han manipulado al IFE, desde la sociedad civil, pasando por los representantes políticos han arreglado las cosas para que el instituto no obstaculice su labor, la cual es conservarse como una clase opulenta e indolente. Los intelectuales poco han hecho para denunciar el desprestigio y la grave situación en la que se encuentra el IFE y la democracia, o el poquito de democracia que podemos tener a partir del ejercicio de instituciones ciudadanas. La anécdota de lo sucedido con los spots de los partidos políticos, las riñas banales y mañosas a las que torpemente se ha enfrentado el IFE lo han dejado muy mal parado.

La sociedad civil o el pueblo mexicano, que es un poco miope y un poco torpe, poco le interesa el instituto y mucho le incomoda que su programa o evento deportivo favorito se vea interferido por los spots de los partidos políticos que dicho sea de paso, son propaganda mal hecha y exhibida de modo que se trivializa completamente su sentido y llega a ser desesperante el modo de su exhibición. Deja ver la percepción que los partidos políticos tienen de los mexicanos, los piensan imbéciles y sólo con bolitas y palitos; niñitas y retórica pendeja de “si no lo tienes que te lo paguen” o de “antes eras un jodido, hoy ya no lo eres”; de que con un líder carismático o un abusador del pasado estaríamos mejor, de cómo los mexicanos entienden la política de forma tan pobre, así lo piensan, y así insultan a los votantes. Estos sujetos han valorado al IFE de forma negativa, lo han convertido en una herramienta para sus negocios.

Han llegado a la dirección del instituto personajes oscuros o de dudosa calidad ética. El último escándalo, sobre el aumento de salarios millonarios sólo deja ver la orquestación de un plan de desprestigio y dirección torpe e incompetente que lleva el instituto. O de qué sirven todos esos consejeros con títulos y grados pomposos que otorga la academia, tanto nacional como extranjera, parecen todos muy cómodos con sus sueldos millonarios y no es sólo la cantidad la que es obscena sino el planteamiento de los responsables sobre el asunto y escudándose bajo el argumento imbecil de “es constitucional”. No sólo deja en pésima apariencia al cuerpo que labora en el instituto –que habrá gente honorable- sino que descubre otra de las verdades incomodas de la clase en el poder y particularmente la que tiene que ver con la justicia y el derecho que de igual manera reciben sueldos no honerosos, no millonarios, insultantes, cobran como los mejores y trabajan como los más mediocres.

Con esos gastos estratégicos, esos planes contra la pobreza, esas políticas publicas brillantes y el papel de los institutos ciudadanos desprestigiándose cada día más por aquellos que hasta hace unos años mamaban y pregonaban democracia ¿ Planeamos salir del pantano en que se encuentra el país, atascado por estos funcionarios mercenarios? ¿De ese modo el gobierno del presidente trabaja y mantiene contacto y comunicación con los otros poderes? Por eso entre tanto escándalo y show patético que se exhibe a diario en los medios de comunicación masivos y poco responsables, el narcotráfico trabaja sin problemas, por esta clase de situaciones lamentables, el crimen en este país crece y se diversifica. Ellos si aprendieron de las lecciones que el libre mercado les ofreció y sobre todo mantienen una excelente comunicación entre sus órganos, lastima que todos estos son criminales y asesinan sin el menor miramiento.

Recuperemos los institutos ciudadanos, es una de las formas más humildes de mantener vestigios de democracia y buen gobierno, son las pequeñas cosas que no deben significar sacrificios para una sociedad y si un orgullo. De otro modo los ciudadanos, el pueblo, la sociedad civil, tienen el gobierno que se merece.

INKEN DEAN.