miércoles, 17 de noviembre de 2010

MACHETE…



MACHETE…


Se metieron con el mexicano equivocado



La más reciente película de Robert Rodríguez célebre director de cine de autor nos ofrece una historia muy entretenida y digno homenaje a las películas Serie B o como algunos conocedores del género llamarían mexplotation. Me refiero a la esperada película titulada MACHETE en ella se narra la historia de un policía federal mexicano que no se ha dejado corromper por el crimen y por ello paga el precio más alto, el asesinato de su familia y es forzado, de manera misteriosa, a irse a los Estados Unidos, particularmente al estado de Texas.



Pero lo que hace Robert Rodríguez más allá de presentarnos este largometraje con mucha violencia, sexo, apariciones entrañables y todos esos estereotipos fronterizos, es una crítica importante a la sociedad gringa, particularmente a la cultura fronteriza del sur de los Estados Unidos. La critica toca tres puntos importantísimos que habitualmente no quedan tan subrayadamente expuestos.


El primero de estos es la multiculturalidad que caracteriza a los Estados Unidos y a cualquier ciudad de importancia en el mundo; del papel del migrante siempre mal juzgado y objeto de metáforas y comparaciones siempre de carácter negativo, que hacen peligrar a la comunidad o al bloque histórico en el poder o bien a la clase esencial. En este caso se trata de la “mayoría blanca”, que cabe hacer notar, también es un mosaico amplio de ascendencias que en muchas de las ocasiones queda poco claro quiénes son los blancos. En este caso como es bien sabido los migrantes son la clase menos favorecida, mas abatida y con pocas oportunidad de superar su estadio servil y más importante aun despojarse del estigma del “ilegal alíen”.


Sin embargo prueba de algo muy positivo y llevado a la ficción más exacerbada en el filme son las redes de ayuda a migrantes, no sólo indoamericanas –aquí omitiré decir hispanas o latinas por parecerme términos muy despectivos- que se han convertido en toda una red de apoyo en varios ámbitos. De igual forma esta su contra parte, en los Estados Unidos existen agrupaciones con los fines más honorables hasta los más despreciables como los minute man o esta serie de vigilantes fuera de la ley, muchas veces mezclados con sectas religiosas o auspiciadas por corporativos, en fin existen una gama amplia de grupos civiles con claras tendencias racistas, protectores de una identidad ambigua de la cual están orgullosos, claro muchos de los miembros de estas son individuos pobres con una formación muy lastimosa y muy ignorantes, no únicamente los inmigrantes indoamericanos son los pocos cualificados, sujetos de puntos de vista y visiones de la vida reduccionistas y ambiguas, no, también están las clases pobres caucásicas que en Texas abundan.


Es interesante que en el entendió de Rodríguez y compañía el papel de la iglesia está presente, pero no como una institución noble y con su carácter religioso estrictamente marcado, no, esta es una asociación más donde los intereses económicos están presentes y su moral esta puesta en tela de juicio, es una institución lucrativa que se presenta por momentos como una intifada, un despertar a lo correcto, claro en este caso lo correcto es tomar venganza. Pero al unisonó de esto, Machete, protagonizado por el actor Dany Trejo un ex criminal, adicto a las drogas, productor, actor y sujeto de éxito para la comunidad hispana como suelen llamar a los migrantes, Trejo caracterizado como Machete es una especie de Cristo, no tan alejado de la visión original judía de su redentor un Cristo que lidera una rebelión, un líder violento que usa una de las armas más emblemáticas del campo mexicano, el machete, él y sólo él será el que pueda unificar a los ilegales para reconfigurar un sistema que no esté corrupto. La visión cinematográfica de Rodríguez no está muy lejos de la realidad, tanto los americanos como mexicanos están ávidos de líderes, de figuras carismáticas que ostenten un talento especial, “un camino”, son elegidos, les caracteriza ser individuos extraordinarios. Claro está, es la apreciación fanática y el deseo de encontrar un líder único.



Machete un hombre de pocas palabras e incorruptible no se tienta el corazón ni se arrepiente de los innumerables asesinatos cometidos con su machete, eso sí siempre será respetuoso de compartir la cama con una dama, un cliché muy divertido que no esta tan alejado de la realidad.



El segundo punto importante de esta interesante película es que es una de esas pocas películas que hacen una crítica a la clase política corrupta, y lo digo en sentido en el que habitualmente tanto la TV americana, así como sus noticieros y un largo e histórico estigma cultural exitente y el cual pone a los negros como los corruptos, los criminales y claro los capos de la droga en la unión americana, lo que siempre me hace preguntarme qué hay con los blancos, no existen narcos blancos, no hay criminales de raza blanca como los hay indoamericanos, negros o asiáticos. Para nuestra fortuna el señor Rodríguez ve que los grandes Drug Lords de los Estados Unidos son blancos y están profundamente relacionados con la clase política, una clase adinerada, muy racista y muy hipócrita.



El crimen organizado y me refiero al gran crimen organizado aquel que mueve toneladas de drogas y arsenales, así como el que trafica con personas, que son los grandes grandes negocios del mundo desplegados en una muy bien estructurada red criminal que cuenta con recursos, tecnología y creatividad, oh si y se me olvido lo más importante, cuenta con la asociación de la clases políticas más importantes así como de los capitales más imperantes en el mundo, la corrupción es la principal manifestación de esta lucrativa asociación. Aquí Rodríguez nos muestra como los mismos “enemigos” de la gran nación americana son sus socios y sponsors más importantes, claro está secretos. Todos desean que exista un Machete que se los chinge como en la película, desafortunadamente no es tan simple como Machete amablemente nos los hace ver en cine.


El último de los puntos que encuentro como relevantes en esta película, la cual recomiendo más que ver un amores perros, una lista de Schindler o un Gandhi, es que nos muestra que detrás de toda esa exacerbación sexual, violenta y de corrupción retratada con humor ya bien conocido en sus películas, hay un origen de todos estos males y es la acumulación capitalista constante, el incremento de las ganancias, es decir la ética más rampante del capitalismo en la modernidad tardía.



El negocio de las drogas, así como el de la política para los distintos partidos y carteles, es la acumulación del capital, son un éxito de esta etapa histórica que vivimos, son productos ética y moralmente cuestionables pero imprescindibles en un orden democrático moderno, en esta modernidad tardía que presenta lo peor de las sociedades y las enmarca como un ejemplo de éxito comercial dentro del fetiche dinerario ya bien introyectado de muchos. Hace algún tiempo escuchaba por ahí parafrasear las declaraciones de un periodista americano de la década de los sesenta, él, omitiendo su nombre porque lo que más interesa -me parece- son sus palabras, es más o menos lo siguiente: “el público americano lo que más ama; a los personajes que más profundamente celebra son aquellos que engañan, que obtienen el beneficio al precio que sea, aquellos que sin importar a cuantos engañen llegan a su objetivo; por otro lado el publico norte americano a los que más odia son aquellos que hablan con la verdad, aquellos que elaboran criticas y buscan en sus posibilidades hacer lo correcto”.



No está nada lejos de la realidad lo que la cinta Machete nos muestra, claro hay muchas otras cosas que disfrutar de esta película, la música que es ejecutada por la banda de Robert Rodríguez CHINGON, música de José Alfredo Jiménez, mucha buena y entretenida música, muy chicana, apariciones de personajes bien conocidos en las películas de Tarantino y Rodríguez que hacen de la película una curiosidad que vale la pena ver, el retrato de una cultura fronteriza con muchos matices y clichés que nunca están de más conocer. Claro hay que mirar esta película sin pretensiones artísticas de cine de autor, hay que hacer mención que su autor justamente es un México-americano clase trabajadora que junto con otro ítalo-americano clase trabajadora se hicieron de un nombre en la industria del entretenimiento americano con películas inteligentes de aquello que sucede en las calles de la tan afamada Nación Americana.



Gracias por su tiempo



INKEN DEAN


INVIERNO DE 2010