viernes, 30 de enero de 2009

El Pastoreo de los Corderos



La actual situación que vive el mundo nos es presentada por los medios de comunicación masiva como una crisis en toda la extensión de la palabra; lo digo de este modo pues sí de algo se ha encargado el ojo virtual y omnipresente de los medios o mass media es en banalizar el lenguaje, entre este fenómeno de la modernidad tardía nos topamos con la parcialización y el preocupante asunto de la magnitud de las cosas. En un afán por crear expectativas, especular y obtener ratings, que se traduce en ganancias capitales para los grandes emporios noticiosos y periodísticos de toda índole. El sensacionalismo, el sobre dimensionamiento y la alarma son los recursos habituales con los que trabajan los medios en general, desde los más independientes y undergrownd, hasta los más prestigiosos y masivos. Victima de ello es el lenguaje y su completa ambigüedad y contingencia, capacidad insuficiente para designar y explicar las cosas. Claro, no todo ello es culpa de los medios, la modernidad tardía, así como el dinamismo de la vida y el capital aceleran de manera extraordinaria todos los procesos y relaciones que tenemos los mortales que habitamos este mundo.

Pocas cosas son enteramente creíbles, sin duda ese halo de inseguridad e incredulidad se ha ido ampliando con el paso del tiempo y el sensacionalismo de la cultura de consumo. Consumimos, pues, información, grandes atracones de información noticiosa, mucha de ella irresponsable y otra tanta absurda y un tanto banal. Disfrutamos esas grandes bocanadas de información. Lo que en los últimos meses hemos comido a diario es el tema de la crisis financiera. Es el pan de cada día, es un descalabro del capitalismo, pero no es un golpe fuerte, el capitalismo, continua seguro y en reproducción, simplemente atraviesa una época de reacomodo.

Lo que salta a la vista es uno de los grandes malestares de la globalización, de esa globalización neoliberal, con muy pocas y endebles restricciones, sumado a ello encontramos la creciente indiferencia y encrudecimiento de la moral; las acciones pragmáticas y utilitaristas que el capital incubo muy bien vemos que han devenido en una forma de hacer negocios que se han despojado de toda ética protestante y el espíritu del capitalismo ha quedado ciego, tiene que reproducirse pase por quien tenga que pasar. En éste caso uno de sus cultivadores más entrañables, al menos de la última centuria, los Estados Unidos de Norte America se enfrentan a un reacomodo de su realidad pragmática y de consumo. Las decisiones mesiánicas de su clase política y la pauperización de su sociedad han provocado una falla en el sistema mundial. El pacto de clase política con el gran capital en su mayoría de cuna americana olvidaron proteger al actor social clave, en cambio se dedicaron a sobre explotarlo, le dieron drogas crediticias y quedo anestesiada por una cultura televisiva y de entretenimiento surrealista que permitió que la falla se agravara.

Pero afortunadamente la esperanza y los temas divinos nunca nos han abandonado, para fortuna de nuestras subjetividades los Estados Unidos estaban en comicios electorales. De entre las sombras y la oscuridad se erguiría la esperanza de America, un hombre nuevo, una ruptura con la historia, su nombre Barak Obama, éste sujeto es el encargado de devolverle el brillo a America, la hegemonía que parece han perdió. Muchos lo ven con buenos ojos, particularmente los países latinos, mi opinión no es negativa, siempre es grato ver algo distinto, sólo que no sabemos realmente qué esperar, en lo particular no espero mucho, el hombre de color tiene que ver por los suyos y aunque somos Americanos también, no somos de su crew. No pertenecemos a su barrio y no veo por qué tengamos que esperar que compartan las ganancias con nosotros.

Al símbolo de la esperanza Americana se suma el encuentro capitalista de principio de año en el bello paraje de Davos Suiza, un hermoso confesionario para la religión del dinero, tan habida de soluciones en estas épocas de tribulación y maldad. Todos los presidentes asisten a confesar lo que sus flamantes Estados están haciendo para atacar a la crisis. Los canales noticiosos nos impactan con declaraciones que parecen darnos esperanza pero sólo es la parcialidad, sumado a ello viene otra declaración que nos asusta y pronto se suma otra que nos dice que se han inyectado muchos millones para hacer esta crisis menos agresiva.

Todos aquellos tecnócratas, aquellos fanáticos del libre mercado que tan mal veían a los Estados Nacionales, ahora piden con gran devoción una limosna para su corporativo que se encuentra en mal estado y a punto de despedir a varios miles de empleados, pero lo más importante es que necesitan dinero publico para cubrir a sus inversionistas, es decir lo publico no es para el publico, sino para los privados. Aun así muchos devotos ortodoxos neoclásicos acusan al Estado como un destructor de la familia y las buenas costumbres liberales. Pero necesitan de él para continuar con su life style.

Los fraudes, la especulación, el endeudamiento, la guerra en pos del capitalismo y el dinamismo financiero nos ofrecen una vez más la dulce y amable cara de la violencia y la podredumbre en la cual viven millones de hombres, mujeres, niños y viejos, sumidos en la pobreza de una promesa globalizada, de libre mercado que los habría de situar en una mucho más decorosa y cómoda situación. Sin embargo la falla en el sistema exacerba aun más las distancias entre ricos y pobres.

Entre todo este cochinero se perfilan a emerger los nuevos ricos, los oportunitas y los fanáticos religiosos. Las nuevas esperanzas y el deseo de salir de la miseria y el dolor, los grandes monstruos de la modernidad, nos conducirán a tomar malas decisiones y a repetir matanzas e ideologías que nos dividirán de nuevo.

Una cosa es segura, el modelo de acumulación capitalista continuara trabajando como hasta ahora, lo dramático de esto, es que los que normalmente ganaban todo ahora cambia de rostro, surgirán nuevos actores poderosos y los negocios continuaran tan poco éticos como hasta ahora.

Iniciamos el año con esperanza, parece que un hombre de color puede cambiar al mundo y es muy probable que no lo haga; parecía que los que habían sufrido el exterminio racial serian mejores políticos pero no, exterminan a sus vecinos musulmanes. Parecía que America Latina tendría democracias, pero no, sólo tenemos demo-democracias, una versión de prueba para ver si nos agrada la sensación de libertad, soberanía y justicia.

A todo esto sólo le veo cara de violencia. Pero como es de esperarse continuaremos sedándonos con declaraciones de personalidades, las cuales nos dirán que nuestros intereses estarán a salvo, siempre y cuando los que estén a salvo sean los que están perdiendo su gran capital.

Inken Dean.