martes, 16 de diciembre de 2008

Homenajismos



Durante el pasado mes de Noviembre, la atención de la agenda cultural en México estuvo enfocada de lleno en la celebración del 80 aniversario del escritor Carlos Fuentes. De esta forma, tanto intelectuales de diversos rangos, como políticos de distinta envergadura, y medios de comunicación, se sumaron a las masivas festividades.

Pareciera que, más allá de lo que representa un homenaje al escritor por su carrera literaria, el verdadero leit motiv para los que organizaron las festividades fue: “Vamos a festejarnos a nosotros que leemos a Carlos fuentes; Festejemos pues nuestros gustos exquisitos y nuestra refinada manera de entender la literatura”. En ese sentido, hordas de analistas y críticos literarios se lanzaron a los ruedos de las mesas de debates para mostrar y demostrarse a si mismos, el valor cultural (y por lo tanto, desde su perspectiva, extraordinario), que les representa leer la obra del escritor que pareciera, ya ni mexicano es, puesto que tiene ya mucho que ni vive en el país. De esta forma, la apreciación (o la “verdadera apreciación”, es decir, el juicio de los que “verdaderamente” entienden la complejidad de la obra literaria) por la obra de Carlos Fuentes casi esta reservada para un selecto grupo de personas que en muchos de los casos presentan un bagaje cultural que ha sido moldeado solo para acumular y acumular hedonismo literario, cultura por cultura, conocimiento por conocimiento (lógica que esta fuera de toda proporción del colectivismo y la funcionalidad social).

Este festejo desmedido expresa la necesidad creciente de un amplio grueso de los segmentos de las clases medias, medias-altas, y altas, de que alguien “externo”, es decir, alguien “que sabe más”, alguien que es “neutral” y que esta “ajeno a ellos”, les muestre “lo que esta mal”, lo denunciable, lo que hay que cambiar, lo que no marcha bien ni en el sistema político ni en el sistema de valores morales. En este sentido, la novela (y algunos ensayos) de Carlos fuentes, dicen los expertos, son hitos fundadores, revolucionarios, y reveladores de una realidad de la que nadie parece darse cuenta de. La clase política, por su parte hace oír su voz y escoge a quien se debe prestar atención, a quien se tiene que leer, quien debe ser la voz literaria vigente para todos: El presidente Calderón, en el marco del homenajismo a Fuentes, declaró que para todos los mexicanos, era casi una necesidad y una exigencia leerlo. (La novela Aura, otrora blanco de los ataques del ala más conservadora del PAN, ahora resultó ensalzada por el presidente de la republica, que a todas luces recibió apoyo en su campaña política de parte de Fuentes, que de paso esta decir, esto solo expresa que nuestro intelectual, se quedó en la época en la que el PRI era lo criticable, lo condenable, lo asqueroso, y lo detestable).

En ese sentido, los valores de la elite, sus hedonismos, y sus apreciaciones estéticas, se masifican, se interiorizan en el sentido común de principalmente, los estratos que se encuentran unos peldaños por debajo de ella. De esta forma, la necesidad por ensalzar a una figura intelectual, responde, además de a una celebración del gusto de la elite y de sus valores interiorizados en otros segmentos de clase y grupos sociales subsumidos a ella, a una carencia de la práctica analítica de los valores del sentido común de los mismos; es decir a una falta de entendimiento de la realidad de una sociedad que cada vez se torna más compleja y contradictoria. Por ello el voltear a ver a los intelectuales se vuelve una necesidad que permite en ocasiones una salida a crisis personales, que en última instancia son expresión de crisis sociales.

No dudo que las novelas de Carlos Fuentes sean buenas historias, que la narrativa sea excelente, y que los recursos literarios sean aun mejores, pero fetichizar estas historias como referentes obligados que todos debamos consultar para obtener un análisis objetivo de la realidad mexicana, parece erróneo. La cosa debería ser al revés: Analizar el discurso literario de Carlos fuentes, bajo el contexto histórico en el que surgió, bajo las coyunturas político-económicas, bajo los valores morales de la sociedad mexicana que influyeron al autor, bajo los grupos de intelectuales con los que se relacionó, y bajo sus pretensiones políticas, podría ser más enriquecedor. De esta forma leer a Carlos Fuentes como un referente obligado, no queda claro el porque y el para que es indispensable; más se explica esta “necesidad” a raíz de una expresión de hedonismo, de egoísmo intelectual, de celebración del gusto de ciertos grupos de poder y con cierta autoridad estética, los cuales son dueños de la palabra, y los cuáles, con su poder mediático y por ende político, dictan lo que esta bien y lo que esta mal, en este caso, en materia estética y literaria…

Hace falta una verdadera crítica a todos estos “referentes obligados”, a todos estos “hitos fundadores” de la novela latinoamericana, a todos estos Fuentes, García-Márquez, Paz, y demás, que se han convertido en autores obligados, los cuáles, para muchos, resulta en una falta grave si no se les ha leído, en una falta de “cultura”, y falta de gusto si no se les ha consultado. Hace falta una desmitificación de estos autores, de sus escritos, de sus pretensiones, y de lo que representan para la complejidad de las sociedades latinoamericanas, no desde una perspectiva homenajista, payolera y borreguista, si no desde una perspectiva verdaderamente crítica que tenga como fundamento el estudio del discurso literario a raíz de las coyunturas políticas en la determinación del proceder de los distintos grupos de intelectuales que coexisten en el complejo social.

THE MAN IN BLACK

jueves, 20 de noviembre de 2008

El Monstruo, la Creación de la Modernidad


“Cualquier cosa que no sea Bush es mejor, cualquier cosa que no sea el PRI es mejor”, así en el imaginario de muchos dichas frases tienen sentido. Algunos otros molestos enuncian que es una tontería plantear dichas frases a modo de afirmación. A otro sector le incomoda el que la gente tenga esperanza, manifiestan un “dejemos que la gente guarde su ridícula esperanza de que las cosas cambien”.

¿Pero qué hay en todo esto?

Es esencialmente descontento por un orden de cosas, por la realidad que se vive cotidianamente. Puedo pensar que en la figura de Bush y el PRI -hasta hace unos años- son la concreción simbólica de una complejidad conflictiva. Es la representación de un orden que es funcional a unos pocos y en contraparte dañina para muchos. Otros, para los cuales no resulta un problema sustancial, ambas ideas les representan una idea cuadrada y aburrida que no merece el ser discutida, mucho menos el ser explicada, en esta franja conviven desde el tipo que trabaja en un call-center hasta aquel empleado con maestría que labora para una transnacional. Y resulta fácil no discutir, ni explicar (se) una situación. Se piensa que no son sujetos autorizados a tener razón o para tener legitimidad en sus juicios, pues sobre ellos pende una autoridad mucho más poderosa y peor aun, aceptan el hecho de que no pueden agotar un fenómeno de esta naturaleza.

Para los mexicanos el PRI representaba todo aquello que estaba mal, que era impuesto, que era autoridad valorada como negativa, que sofocaba el desarrollo de muchos, que limitaba el desarrollo económico de otros en “bien de muchos” y así se castigo a un partido de Estado, a un monstruo de mil cabezas, pero sólo se corto un par de ellas, la hidra continua viva y en su lugar de residencia habitual, otras cabezas se han adaptado y reestructurado elementos de su cuerpo, esencialmente continua siendo el mismo monstruo que vive en el laberinto político-nacional y los ciudadanos, por lo menos aquellos, los que no esperan cuestionarse sobre el orden actual, viven como aquellos prisioneros en el laberinto del minotauro, sobreviviendo pacíficamente, esperando a ser devorados por la bestia. En este caso no es el minotauro es el Leviatán.

Colorido pasaje es el que les ilustro, empleo la metáfora del monstruo pues es la creación de una modernidad que seculariza a las criaturas extraordinarias que tienen un poder violento y amenazador contra los seres ordinarios, normales, morales. El que dicho partido de estado haya terminado su hegemonía tal cual la conocimos responde a una serie de momentos coyunturales en los cuales el orden de cosas llego a un limite, había que revivificar el tejido social de la republica; tenían pues que emerger viejos-nuevos actores sociales, tenían que entrar al juego de la política o “subpolitica”, un juego que resta legitimidad a la republica como cosa de todos, y dota a los interés de privados de un disfraz que pretende inmiscuirse como la voluntad general. Pero esta voluntad de todos que no es más que la suma del interés privado no es soberana, en tanto no es en beneficio de la comunidad política. Desafortunadamente eso se confunde y la ideología del lenguaje revestido del calvinismo y del lenguaje técnico y “desideologizado” en el cual vivimos es pragmática, utilitarista e instrumental. Elementos que llevo a efecto y como punta de lanza el ex-mandatario V. Fox, compadre ideológico del Tejano de New Haven más famoso de la vecina potencia norteña que se caracterizo por desquiciarnos los últimos ocho años bajo un régimen de violencia sublimada por el celuloide y encrudecida por la economía mundial.

No creo que los americanos y los sub-americanos entendidos como todos aquellos inmigrantes, tanto legales como ilegales, estén felices y tengan que exponer muchos argumentos, incluso de rigurosidad científica para tener una opinión legitima de que “cualquier cosa que no sea Bush es mejor” para ellos, no creo que el asesinato absurdo de miles de musulmanes y “heroicos” soldados protestantes y “patriotas” inmigrantes católicos, sea una realidad cómoda en la vecina nación, la más bélica del ultimo siglo. No creo que el petróleo sea tan valioso como para cometer tantas decisiones administrativas violentas y de dominación continental y transcontinental.

No hay pues que revestir de un complicado argumento científico el que cualquier cosa que no simbolice el actual estado de cosas sea pues, un argumento valido para miles de personas. Puede ser peor el personaje que venga detrás suyo, puede existir un grupo de imbéciles poderosos detrás de éstos imbéciles poderosos, pero esa no es la sustancia del argumento original. El espíritu reside en que el orden debe expresar la soberanía de aquellos que componen un Estado, pero dadas las cosas, dado el desgaste del Estado-Nacional y su capacidad de ordenamiento, el espíritu debe residir en la voluntad general, en el bien de la comunidad, en el bien humano. No en el bien de todos, el bien global de todos, entendido como el bien privado de un agregado de naciones no necesariamente aboga por el mantenimiento y la revivificación de la comunidad, de la humanidad.

La ética retocada del capitalismo neoliberal, ha perdido su Ethos, su deber ser, su hipótesis moral y racional original, ha caído en la jaula dorada, en un racionalismo instrumental y utilitarista que rompe con los valores que dice defender. La libertad y la igualdad de derechos han perdido su fundamento original.

La esperanza es por lo tanto una manifestación de la necesidad de certezas, las certezas son indispensables para la modernidad, esta modernidad, la tardía, carece de uno de sus pilares base, la certeza basada en la definición en la concreción de la cosa, de la cosa publica. La esperanza es necesaria para todo ente humano, el Eros que impulsa al id. Finalmente, si, hemos de morir todos, habrá que vivir un periodo de gracia y dignidad previo, un estado de libertad e ilustración, sino qué propósito tendría el vivir por el vivir. La esperanza no es el problema; la omisión y la mistificación, la propensión a que otros imbéciles con ánimos de lucro particular y no en beneficio de la comunidad, lleguen a tomar el control de las certezas, la definición y el orden de las cosas actuales, es lo que nos debe preocupar. Es pues, lo que nos debe interesar, pues en la ignorancia y en la omisión de los fenómenos y las situaciones no se encuentra la respuesta apática o sustancial para los argumentos “Cualquier cosa que no sea Bush es mejor, cualquier cosa que no sea el PRI es mejor”.

INKEN DEAN.

Notas Sobre las Elecciones en los Estados Unidos


Hace más de una semana, se confirmó lo que hace algunos meses parecía improbable: La elección del ciudadano Barack Hussein Obama como el presidente numero 44 de los Estados Unidos de Norteamérica. Y digo improbable por no decir imposible; ya que no solo la elección si no simplemente la postulación de un negro para tener la posibilidad de representar a la máxima figura del poder en los E.U., hace algunos años era completamente imposible. Sin duda, y aunque algunos no lo quieran reconocer, este es un suceso sin precedentes en la historia del poder en el vecino país del norte, en el que apenas hace unos 40 años, todavía se peleaba por los derechos civiles de la raza negra.

Una característica fundamental de estos comicios fue la ausencia del abstencionismo. Esta ausencia se puede entender como una respuesta política dura a una profunda crisis no solo económica, sino de gobernabilidad, de referéndum y de evaluación de los Estados Unidos como última superpotencia mundial, tanto por los propios habitantes como por los extranjeros. Los temas del calentamiento global, la crisis alimentaria, las guerras en Irak y Afganistán, los presos en Guantánamo, el miedo al terrorismo, sumados con la peor crisis financiera de los últimos tiempos, la quiebra del sector hipotecario, la quiebra de los bancos, el dólar cada vez más devaluado frente al euro, el masivo desempleo, y el nivel más bajo de popularidad de un presidente saliente, por mencionar solo algunos males, sirvieron de punta de lanza para una millonaria y bien pensada campaña electoral demócrata que con su discurso de unión, logró convencer a miles de personas de la necesidad de un viraje político, de la necesidad de un cambio. El voto mayoritario hacia el candidato demócrata, Barack Hussein Obama, del 4 de noviembre pasado se tradujo en una re-politización y revitalización de la sociedad tanto civil como política, que parecía que después del S-11, había quedado a expensas de los intereses personales de Bush, y que hoy más que nunca viene en una coyuntura importante, en la cual el sistema se quiere sacudir de sus viejos paradigmas, y quiere construir o intentar construir nuevos. En este sentido el voto a favor del partido demócrata se esparció dentro de una gama muy amplia de población, no solo negra como algunos lo creyeron erróneamente, sino también blanca (tanto inmigrantes como no inmigrantes), pero sobre todo joven. Aun así, no todo el voto fue reflejo de esta postura, todavía en varios sectores de la población, se puede entrever el desprecio por el nominado demócrata y ahora presidente electo. Analicemos más de cerca estas situaciones a la luz del comportamiento del mapa electoral en la última elección.

En el sistema electoral estadounidense a diferencia de muchos otros (como el mexicano) no se gana por mayoría de votos. El sistema estadounidense tiene como característica fundamental relativizar el voto, o mejor dicho, el peso del mismo. De esta forma, de los 51 estados, a cada uno se le asigna de acuerdo a su población, una cierta cantidad de votos electorales. Así por ejemplo, California, que es el estado más poblado, tiene derecho a 55 votos electorales, Nueva York, otro estado con similar peso de población, tiene derecho a 31 votos electorales, y Alaska, con un peso de población relativamente menor a los anteriores, solo tiene derecho a 3 votos electorales, y así sucesivamente. El total de votos electorales es de 522, es decir la suma de todos los votos electorales de los 51 estados más el distrito de Columbia (la capital), y se declara presidente electo cuando algún candidato ha alcanzado los 270 votos electorales, es decir la mayoría relativa. Quien gana en un estado, se adjudica todos los votos electorales que este otorga, no importando si en los conteos por distrito electoral (es decir, la división electoral del Estado) el partido que alcanza la mayoria la consigue por un amplio o escaso margen.

Históricamente en un sistema bipartidista como el estadounidense (demócratas-republicanos), existen estados con una fuerte tradición ya sea demócrata o republicana. Por ejemplo, Nueva York, ha sido un estado demócrata por antonomasia, y Texas, uno republicano por tradición. Sin embargo, existen los llamados estados oscilantes, es decir, estados que no tienen una clara definición partidista y que a lo largo de la historia electoral de los E.U. han inclinado la balanza hacia los republicanos o hacia los demócratas según se ha presentado la coyuntura política; ejemplos de estos estados nos lo brindan, en la costa este, estados como Florida, Carolina del Norte, Virginia, Pennsylvania y Nueva Hampshire. Winsconsin, Indiana, Michigan, Iowa y Ohio en el midwest (la zona que circunda al lago Michigan). Y Nuevo México, Colorado y Nevada, cercanos a la costa oeste. En resumidas cuentas, el partido que desencadene victorias en la mayoría de estos estados “oscilantes”, tendrá más probabilidad de ganar la elección (obviamente junto con los votos electorales de los estados en los que el partido es tradición). Ahora bien, analicemos el caso de los estados oscilantes en la pasada elección del 4 de noviembre. Del total de estados oscilantes, hay al menos 5 que fueron fundamentales en la victoria de Obama, ya que fueron los que le otorgaron mas de 80 votos electorales; Estos fueron Pennsylvania (21), Florida (27), Ohio (20), Michigan (17) y Virginia (13), la mayoría, de la costa este, y si tomamos en cuenta que del total de estados oscilantes, el demócrata Obama solamente empato en Missouri (es decir no perdió ni uno solo), podemos entonces establecer el triunfo como arrollador. Es decir, de los estados “clave” u oscilantes, McCain, el candidato republicano, no pudo asegurarse ni un solo voto electoral. Por si fuera poco, Obama ganó en los estados que otorgan los mayores votos electorales, es decir, California (55), y Nueva York (31), y solamente perdió en Texas, que otorga 34 votos electorales, y que como se conoce es un estado con tradición republicana. Los mapas electorales arrojan una tendencia clara. El voto demócrata se ubicó en ambas costas, en la este, vino por todo el atlántico, desde Florida, hasta Maine, ya bien en el norte, pasando por Nueva York, Massachussets y Washington capital, se internó hacia el midwest, pasando por Ohio, Indiana, el gran lago Michigan, Illinois (casa del senador Obama), y llegó hasta a Minnesota. Mientras que en la oeste, arrolló los tres estados de la misma, es decir, California, Oregon, y Washington e inclusive, la ola demócrata se dejó sentir en estados como Nevada, y Nuevo México, cercanos a California.

Por el contrario, el voto republicano se ubicó casi en toda la franja central de la unión, es decir, Arizona (sede de la casa de campaña de McCain, y que solamente otorga 10 votos electorales), Kansas (6), Oklahoma (7), Tennesse (11), Arkansas (6), Kentucky (8), Louissiana (9), Texas (34), Idaho (4), Dakota del Norte (3), Dakota del Sur (3), pero con excepción de estados como Colorado (9) y Nuevo México (5), mientras que en la costa este solo se adjudicó Georgia (15) y Carolina del Sur (8). Esta radiografía del voto republicano, muestra que los estados que se adjudicó, reparten pocos votos electorales, es decir el peso poblacional de los mismos es muy bajo, lo que significa que su diversidad poblacional es limitada comparada con la que existe en las costas de la unión. De esta forma se puede afirmar que el partido republicano, perdió en los estados claves u oscilantes (la mayoria de estados de la costa este, y del midwest), el voto citadino, es decir, el voto de las personas con cierta escolaridad, y relacionados más a la vida de las grandes ciudades (Chicago, Nueva York, Boston, Philadelphia, Cleveland, Baltimore, Indianápolis, Detroit), y por el contrario su voto se ubicó más en el sector redneck de la población de los estados llamados confederados, secesionistas, o del sur, como Kentucky, Arkansas, Alabama, Georgia, Carolina del Sur, y Tennesse. Estos estados, con poco peso en cuestión de votos electorales, demuestran que sus segmentos de población son mayoritariamente blancos, con baja diversidad en cuanto a grupos raciales tanto de inmigrantes (latinos, asiáticos, europeos) como no inmigrantes, con poca tendencia a la concentración en urbes, y con alta propensión a la vida en el medio rural. El voto en estos estados tuvo un margen en favor de los republicanos bastante amplio. De acuerdo con encuestas del New York Times, en Arkansas, Mccain superó a Obama con el 76% de voto ciudadano; este porcentaje representa inclusive un margen más amplio en favor de los republicanos que lo que este representó en la elección pasada, en donde Bush venció con un 55% al demócrata Jhon Kerry. Esta situación, sin duda esta vinculada a un voto de corte más racista, lo que hace ver que este gran segmento de la población que habita estos estados, poco propensos a cambiar su pasado republicano, se inclinaron menos por cuestiones de diferencia entre propuestas políticas, lo cual aun deja entrever que aun tienen bien arraigado su pasado esclavista.
La tesis del “voto racista” en contra de Obama, pesa más que afirmar que estos estados siempre han sido de corte republicano, ya que cuando Bill Clinton, nominado demócrata, ganó las elecciones en 92, un amplio sector de esta población en estos estados le favoreció con su voto, debido, entre otras razones, a que el Sr. Clinton es oriundo de Arkansas, contrario a lo que ocurrió esta vez, en donde Obama fue “castigado” por su descendencia y color de piel (En un reportaje del N.Y. Times algunos lugareños de Arkansas llegaron a considerar la negativa a tener a un musulmán como presidente, “I think any time you have someone elected president of the United States with a Muslim name, whether they are white or black, there are some very unsettling things,”, declaro el director de un banco local en Arkansas).

Con el ejemplo de los estados sureños, que incrementaron aun más el margen antidemócrata (racista) que lo que lo hicieron con Bush, se observan dos situaciones. Una, de polarización en cuanto a la actitud racial y política entre las costas y la mayoría de estados del centro. Y la otra, de aislamiento tanto de esos segmentos de la población (que una vez instalado Obama en la oficina oval, verán con recelo que un presidente negro-musulmán este “por encima de sus cabezas”) como del partido republicano, que ahora, su mayoria representativa en el congreso tiene como base el sur confederado, es decir, esos estratos de población. Esta situación convierte a los republicanos (y a una gran mayoría de su séquito de seguidores) en casi un “k-k-klan” que solo atiende demandas rural-regionales, alejadas estas de la lógica incluyente de las “democracias modernas”. En ese sentido, la polarización arroja que los racistas, ahora sean mas racistas, y que sus demandas, con un esquema analítico fuera del nuevo marco democrático, se tornen aún mas conservadoras. Porque una cosa cierta es que ahora el margen de debate tenderá a abrirse a cuestiones más progresistas que trascenderán más allá de las clásicas dicotomías, o los juegos de suma cero, que debates como el si o no al same-sex marriage arrojan.

Si comparamos la situación geo-demográfica del voto republicano con la situación del voto demócrata, será fácil entender que no por nada a este último se le denomina como progresista y de avanzada. Si bien puede entenderse al voto demócrata como un voto de izquierda, también entonces, entendiendo esta diferencia con los republicanos, puede entenderse al voto demócrata como un voto más liberal y tolerante. Aun así el voto demócrata que definió la elección no fue un voto de “tradición demócrata”, o de izquierda tal y como podríamos entender a la izquierda europea o latinoamericana, sino más bien, este fue un voto que reflejo en los electores una actitud antibushiana, y de necesidad de cambio, es decir, fue un voto de castigo, un voto de “cambio de opinión” cimentado en la interiorización de los problemas que una vida más urbana traen consigo, y que se traducen en una actitud “más consciente” de la realidad política del país (y con su justa dosis de fe y esperanza; valor en muy alto estima por el grueso de la sociedad norteamericana), que dicho esta de paso decir, se vio seriamente amenazada por la ultima crisis financiera. En esta forma de concebir el proceso político-electoral, se encuentra un buen numero de descendientes de inmigrantes de 2nda o 3ra generación provenientes de las 2 guerras mundiales, es decir principalmente europeos que llegaron a vivir en los estados de las dos costas de la unión y que en estas elecciones representaron, junto con sus linajes, gran parte del voto blanco que se adjudicó Obama (Es decir, de blancos que nada tienen que ver con el prejuicio racial), que quizá en periodos electorales anteriores habían apostado por las propuestas republicanas. De igual forma en este grupo se encuentran los asiáticos, y también hispanos (el voto hispano se incrementó 9% en comparación con la asistencia registrada en 2004, y en su mayoría se inclinó por la fórmula demócrata). De igual forma, los negros, incrementaron su grado de participación política, al ver en Obama una figura icónica, que por fin, después de que Martin Luther King fuera asesinado, les representa la disolución de sus frustraciones como sector social hasta cierto punto subalterno.

De esta forma, la figura de Obama representa el nuevo paradigma del poder del inmigrante en los Estados Unidos; poder que siempre había estado presente, al menos en las grandes urbes norteamericanas, y con un carácter más económico, pero que sin embargo no había trascendido a la esfera de la política de gran escala. De igual forma, el triunfo de esta figura expresa la diversidad cultural de la que ya no se puede escapar el vecino país del norte como nación y que se traduce en una indudable re-apertura de los valores liberales (tolerancia, respeto a las diferencias, mayor sentido de la igualdad económica) en la mayoría de los ciudadanos tanto de las metrópolis como de las ciudades pequeñas y algunos pueblos que no tengan tanto que ver con la franja poblacional redneck. En este sentido, no da igual que sea un republicano o un demócrata el que gane la presidencia, tal y como muchos lo plantearon al decir que de igual manera un republicano o un demócrata tendría que completar la misma agenda política y económica; efectivamente, una potencia como los EE.UU. tiene temas que son bastante claros y de interés común para la sociedad política (la doctrina Monroe por ejemplo), pero en el fondo, el triunfo de Obama, es en esta particular coyuntura, más funcional, para el reestablecimiento de las condiciones generales de acumulación capitalista, reestructuración financiera, y consenso político, tanto interna como externamente; Estados Unidos, dio la señal al mundo, de que una nueva forma de poder se avecina, una nueva forma de hacer política, una nueva forma de ser potencia; en ese sentido, no dió igual que ganara un negro hawaiano de 47 años hijo de padre kenyano, profesor de universidad y activista político, a que lo hiciera un viejo hombre blanco de 75 años, vinculado al pasado obscuro de la guerra de Vietnam, y con practicas tradicionalistas y conservadoras, ya totalmente disfuncionales a la situación de Estados Unidos como complejo social, en la que una nueva generación de inmigrantes ahora son mayoría y tienen el poder…
De ahí, la importancia de la participación ciudadana de todas las vertientes étnicas, de ahí la importancia del discurso de la refundación del sueño americano, de la participación de las mayorías, del respeto a las garantías individuales, del derecho al aborto, del derecho a los matrimonios del mismo sexo, es decir de la nueva funcionalidad del lenguaje liberal... Este nuevo referéndum, revitaliza a la sociedad civil y política estadounidense, y las prepara para lo que viene, ¿Quizás para un cambio más profundo? Aun no se puede afirmar con precisión, pero si los segmentos de la población redneck, siguen todavía cómodamente sentados en sus remolques, admirando sus venados disecados, limpiando sus armas, y preparando las próximas reuniones de la asociación nacional de rifles, poco a poco el nuevo sistema los irá aislando políticamente, en la medida en que son parte de una realidad diferente de la que ellos conciben, realidad que hoy más que nunca les abruma. En ese sentido, el triunfo de Obama es histórico, y aunque pudiera parecer que la agenda económica estará llena de dificultades, y muy serias, la expresión de la esperanza, que podrá ser muy cuestionada, sin embargo no subestimada, ni por el análisis político de la academia, ni mucho menos por el gobierno, es un síntoma inequívoco de que las cosas quieren cambiar.

martes, 28 de octubre de 2008

An "Accurate" Nobel...



Hoy más que nunca los ideales del libre mercado están en un serio predicamento. Ante un panorama de crisis mundial capitalista, los ideólogos del libre mercado, la libre competencia, la libre movilidad de capitales, y la libre movilidad de factores, están siendo seriamente cuestionados en la mayoría de círculos intelectuales y políticos. El caso de los Estados Unidos, país que por antonomasia había defendido los preceptos de la libre competencia como método único para lograr el bienestar social (que históricamente se tradujo en el binomio expansión económica-estabilidad de las clases sociales en el periodo de la posguerra), es excepcional debido a que muchos de sus intelectuales más renombrados han expresado abiertamente que el libre mercado y su práctica política, no ha sido tan beneficioso como se pretendió que funcionara. Esto se ha mostrado recientemente y de manera explicita en las quiebras masivas de consorcios financieros, hipotecarias, y aseguradoras, producto de las burbujas especulativas que el mecanismo de libre movilidad de capitales financieros permitió. Con esta evidente situación se reforzó el ataque hacia la idea de que el único garante de que las cosas funcionen de mejor forma en el capitalismo es el mercado. Ya solo algunos ilusos, todavía piensan, a la más pura usanza de la teoría económica ortodoxa que capitalismo es igual a libertad de movimiento de capitales, libertad de competencia, y todo lo que tenga que ver con libertad. Se olvidan muy gravemente de que el capitalismo es un sistema que requiere de la coacción del Estado, y que más notablemente aun, Estado y Mercado están unidos. Pero, inclusive no comprendiendo esta noción, hay quienes son más inteligentes y entienden que el capitalismo necesita reglas de competencia, leyes mercantiles, mecanismos de vigilancia, y mecanismos de transferencias monetarias limpias y claras, por mencionar algunos cuantos. De esta forma, en el caso de los intelectuales estadounidenses que han optado por esta postura, la crítica hacia el gobierno de Bush, a propósito de esta última crisis, se ha vuelto el pan de cada día, y poco a poco, la versión de que el Estado debe ser un actor fundamental en las decisiones de los mercados, cobra más fuerza. El discurso de Obama, el candidato demócrata refuerza esta postura, y de esta forma, se hace cada vez más popular el clamor de que es urgente que el Estado vuelva a intervenir en la economía (El visto bueno de una gran mayoría de la población yankee sobre último rescate bancario demuestra que tal hipótesis se esta volviendo Mainstream, es decir, parte del sentido común). Otro síntoma de esto es que semanas atrás el flamante premio nobel de economía fue otorgado para un férreo crítico y opositor a las políticas bushianas, el señor Paul Krugman. Quien hubiera pensado que el señor Krugman, uno de las voces mas reconocidas de la academia en la Economía Neoclásica, autor de libros de texto como: “Economía Internacional”, en donde se enseña a los estudiantes de Economía la nueva versión de la teoría de las ventajas comparativas, y que a grandes rasgos tiene en sus fundamentos la libre movilidad de capitales (el libre mercado de la especulación financiera entre países) entre países del tercer y primer mundo con el justificante que la inversión productiva fluirá libremente a los lugares donde no la haya, el día de hoy, pero con una crítica a toda esa verborrea teórica que la administración Bush ha respetado con cabalidad, sea el flamante premio nobel de Economía. ¿Qué estaría pensando ahora Milton Friedman, que años atrás lo laurearon por decirle a todo mundo que el libre mercado era condición necesaria para el funcionamiento del capitalismo? No cabe duda, que los premios nobel de economía son un termómetro ideal para medir de que lado van (o van a girar) los vientos en Washington, ya que ahora, todo parece indicar que el “socialismo” (como algunos yankees llaman a la intervención estatal desmesurada) esta tocando a la puerta. Por último, y ya como si fuera una burla en la cara de los radicales del mercado, el honorable Alan Greenspan, otrora jefe máximo durante más de 40 años de la reserva federal de los EU, diseñador de los instrumentos de derivados (presuntos culpables de la explosión de la crisis), y promotor del desmantelamiento de las agencias reguladoras de los movimientos de capital, declaró en varias conferencias que efectivamente, el libre mercado no es la solución, y reconoció haberse equivocado, pecando de inocente al pensar que el mecanismo de libre movilidad de capitales se desarrollaría sin ningún problema. Parece pues plausible, que ahora el debate de los intelectuales de la economía tanto yankees como de otras partes del mundo, girará en torno a la elaboración de reglas para vigilar los mercados financieros, a cuanta influencia debe tener el gobierno en la economía, sobre que sectores debe ser esta, y de que forma se puede aprovechar la misma en bienestar de los mas. La palabra libre mercado, parece estar quedando sepultada, como hace algunos años ocurrió con la palabra intervención estatal (que ironía), y los intelectuales que no lo entiendan así, serán desplazados por el propio sistema…

THE MAN IN BLACK

martes, 21 de octubre de 2008

El 68 del 08


El 68 del 08
A 40 años de las injustas sociales y las justas deportivas


Tenemos qué, para 1968 México vive un momento coyuntural en varios niveles: social, demográfico, económico, industrial, deportivo y en especial político. La juventud, grupo social de cuantiosa numerosidad se erige como un elemento de cambio, un actor social latente en cuanto a lo político se refiere; un actor social con potencial crítico, formado en la técnica y profesionalizado.

La practica política es ajena a los jóvenes, estudiantes en este caso; dicha expresión de la sociedad esta reservada para una elite: la familia revolucionaria y sus alianzas con las clases dirigentes, me refiero a la burguesía nacional, tanto la estatal como la privada; de igual modo la elite militar y la sindicalista son miembros de la coalición o alianza hegemónica.

Emerge entonces, bajo un cambio estructural más amplio y general en el país, un grupo de jóvenes educados, instruidos, parte de la nueva sociedad, de una clase media de reciente formación; con perspectivas y actitudes vagas y poco concientes de lo que el ejercicio de la política es.

Son también herederos de una visión nacional, muy particular, heredada de la revolución mexicana; de padres o generaciones anteriores conformes con el sistema, adaptados en mayor o menor grado a un orden de cosas establecido, seguro, cohesionador, que disuade de forma efectiva la desobediencia civil. Son parte de una sociedad civil apolítica, de una clase subordinada; son expresión del nacionalismo mexicano, de una ciudadanía pasiva.

Los estudiantes del 68 y sus generaciones más próximas son beneficiarias del Estado subsidiador, aquel Estado nacionalista garante de ciertas condiciones estructurales para la reproducción de una sociedad y el mantenimiento del Estado.

Un Estado nacional que impone paz, una pax de leyes, una paz que en lo formal se sustenta bajo una carta magna de corte liberal e ilustrada, es lo que le da su carácter de justeza y legitimidad al Estado, pero en lo real estas leyes, esta pax impuesta por el monopolio exclusivo de la fuerza o violencia legitima tiene sus expresiones particulares, únicas para el caso de toda America Latina. Una democracia inexistente, bajo condiciones de autoridad estricta pero tolerable, tolerable sí se a de querer vivir en calma, en un contexto de certezas y condiciones que permiten o permitían la sobrevivencia.

Las generaciones anteriores al 68 no tenían por qué cuestionar el orden dado y creado por la familia revolucionaria, era un orden funcional, que integraba y garantizaba el acceso al bienestar social, en cambio, debía estar entendida la completa transferencia del que hacer político, así como de sus expresiones y practicas por parte de la sociedad a la clase gobernante; debía ser transferido ese poder al gobierno y a sus instituciones. El monarca absoluto, la figura carismática, el ser extraordinario formado en la filas de la clase política era el Presidente. Monarca contingente, reinante por seis años, fiel a la practica, a la costumbre de representación política, monopolio del poder y el comando de lo social, lo político y lo económico.

Los jóvenes, entonces, no tenían experiencia en lo tocante a la política y su praxis. Eran jóvenes ignorantes de la práctica y la técnica política. El mismo sistema no deseaba la formación de grupos, ni mucho menos de expresiones de tal lógica emergente, para ello se llevaba a cabo acciones autoritarias. El autoritarismo dictaba la costumbre; los asuntos medulares del país son de la exclusiva ingerencia, discusión y opinión del gobierno y su alianza hegemónica. Únicas y exclusivas de su bloque histórico.

Las racias, las pesquisas y los patrullajes de agentes policiales y sus organizaciones de “seguridad publica” fueron cambiando a lo largo del tiempo, se profesionalizaron y establecieron una organización funcional y eficiente, que para 1968 tenía una cualidad particularmente distinta a la de décadas anteriores. Me refiero a que el proceso de nacionalización y profesionalización de los grupos de seguridad y ejercicio de la violencia legitima, entendidos como cuerpos policíacos y fuerzas castrenses eran ya para el 68 una institución moderna y eficaz en el cumplimiento de sus tareas.

No por nada el cambio cualitativo con que la población los identificaba, de “azules y tamarindos” pasaron a ser “la tira” la tira-nía. Una corporación cargada de una valoración negativa. Los objetivos de los cuerpos policíacos eran jóvenes, aquellos que no se ajustaban con la norma, a lo establecido, a lo moralmente bueno y deseable. Así universitarios y estudiantes en general, influidos y a-culturizados por lo que pasaba en el mundo: por una revolución cubana, una guerra en Vietnam, una primavera en Praga, una comuna parisina; así como de unos Beatles, un Bob Dylan, un Led Zepellin, un Martín Luther King, así como de un Karl Marx que no dejaba de ser el espíritu que se enfrentaba al fantasma que recorre las calles de Europa y los Estados Unidos. Propinaría y produciría una cultura que cobraría una fuerza nueva. Un espíritu de protesta latente, con miras a ser critico. Sólo necesitaba de un detonador, en este caso fue la fuerza y las miradas del mundo que se posaban sobre el primer país del tercer mundo en celebrar unos juegos olímpicos, alejados de las calles de Europa y las potencias económicas.

Una nación subdesarrollada celebraría por primera vez en su historia una justa deportiva burguesa. Una justa entre el primer mundo capitalista y el segundo mundo socialista. Enmarañado en este ir y venir de ideologías y procesos productivos cambiantes, México se enfrento al reto de trasformarse, de dejar de ser un país y una ciudad con industrialización considerable, para ser una ciudad urbanizada, una sociedad moderna en contacto con el mundo, una sociedad más racional y capitalista que no dejaba de ser un régimen autoritario y muy remotamente demócrata. Con los cambios llego el desempleo, la insatisfacción; la explosión demográfica exigió nuevas cosas, el orden social, político y económico había llegado a un punto en que tenía que trasformarse y para ello aun éramos inexpertos. Aun éramos parroquianos, renuentes al cambio, inseguros de las bondades o desventajas de ser más liberales, más atrevidos.

El orden de las cosas debía cambiar, pero las casas de estudios, la educación nacional era eso, nacionalista, respondía a los intereses y objetivos de la clase hegemónica, a la creación de una identidad nacionalista que para el 68 se agotaba cada vez más, así como los deseos y la necesidad mundial-capitalista de Estados-nacionalistas. Eran ineficientes, con los cambios socioeconómicos, las ideologías y los modelos económicos se transformaban las necesidades y los espacios educativos.

La politización que de por si era escasa y su activismo mal visto se enfrentaría 40 años después, es decir hoy en el 2008, a una politización igual de escasa, pero cualitativamente distinta, más instrumental, utilitarista y pragmática. Una tecnificación y flexibilización del empleo dadas las necesidades del proceso de acumulación capitalista ha convertido a los espacios educativos en nichos de mercado, no en instituciones de formación universitaria, critica y profesional. Es ahora un espacio apolítico, técnico, dinámico y acrítico.

La cultura política al interior de las instituciones educativas, es pues, muy poco activa, poco reflexiva, no es crítica, esta subordinada.

Los planes forman técnicos, no analistas; los contenidos políticos son escasos, son suavizados y el lenguaje empleado para la discusión a sido despojado de su carga ideológica, ética y valorativa; ha cambiado para ser descriptivo, funcional, cosificado.

El lenguaje es un data de los procesos productivos que el sistema requiere para continuar funcionando; la bomba cardiaca que permite el flujo sanguíneo-dinerario es el sistema económico que va de lo productivo a lo financiero.

Para lo sucedido después del 68 la politización de los jóvenes estudiantes y el pueblo en general se traduce en un marketing político, una celebración a la imagen y a los estilos de vida de una democracia como producto de mercado.


Inken Dean

viernes, 3 de octubre de 2008

Democracia y “gobernabilidad democrática” en México



La democracia en su expresión ideal y concreta la plantearé de este modo: para que la forma de gobierno conocida como democracia y pienso en una democracia de corte liberal, es aquella que garantiza libertades en lo económico y lo político; busca otorgar autodeterminación a los individuos para perseguir la felicidad de sus ciudadanos a través de una serie de condiciones estructurales estables en lo electoral, lo político y lo económico. Con ello se pretende tener igualdad y participación política.

El Estado, entonces, esta compuesto bajo la siguiente lógica: sociedad civil más sociedad política, ambas debiesen estar igualmente desarrolladas; la sociedad política debiera estar sujeta a la voluntad de la sociedad civil, debiera ser una expresión orgánica de la sociedad civil en su conjunto.

Desafortunadamente en México no es así, la sociedad política ha conquistado el Estado entendido como el aparato coercitivo y en su interior se ha desatado una lucha partidista para obtener el control del mismo; por otro lado la sociedad civil es gelatinosa y no esta desarrollada. Por lo tanto una democracia real se antoja difícil, aun en America Latina.

Si la gobernabilidad la entendemos como: las condiciones de posibilidad de gobernar en el marco de las instituciones y procedimientos democráticos. Estamos ante un problema serio, porque no es lo mismo tener democracia a gobernar democráticamente. Una vez conquistado el nivel mínimo de democracia de cara al autoritarismo se vuelve prioritaria la gobernabilidad, o bien, la construcción deliberada del orden social por parte de la misma sociedad y sus representantes políticos, donde las capacidades de las instituciones y sus procedimientos democráticos para conducir efectivamente los procesos sociales puedan, en conclusión, llevar a efecto la gobernabilidad democrática.

A lo anterior sumo tres experiencias que hablan de la inestabilidad o déficit de la gobernabilidad democrática en México.

• Por un lado el combate al narcotráfico, en el cual se privilegia los resultados obtenidos en materia de decomisos de droga, en arrestos a capos, en la destrucción de sembradíos, en la confiscación de armas y dinero, así como una “cooperación binacional”. Sin embargo se deja de lado otra dimensión del problema como es el análisis de cerca de 5 mil narco-ejecutados en el año y medio del gobierno del presidente Calderón; la falta de tácticas y estrategias para disminuir la corrupción en los cuerpos policiaco-militares y político-burocráticos, tanto locales como en los federales; de igual modo la ausencia de campañas de prevención efectivas y serias sobre el consumo de drogas y rehabilitación con participación de la sociedad civil, todas ellas son un aspecto olvidado por el Estado.
• El despliegue de políticas publicas sexenales para paliar de forma insipiente la pobreza como el caso –del actual gobierno- “vivir mejor” que abarca un amplio mosaico de problemas agudizados por la pobreza y la marginación de alrededor de 40 millones de pobres en México, pretende dar seguridad publica, generar empleo, reforestar áreas verdes, educar, dar salud, entre otras varias. Además de todo ello y consecuentemente, las cifras millonarias en propaganda oficial, sumadas al excesivo gasto en estos programas de pobreza amenazan con convertirse en un serio problema de finanzas publicas y con lo que menos termina es con la pobreza, así como lo fueron sus políticas publicas hermanas “Solidaridad” y “Oportunidades” que de igual modo no lograron su objetivo fundamental.
• Por ultimo, la urgente reforma petrolera que sólo parece tener solución mediante una inyección de capital privado, esto, bajo la actual lógica de gobierno neoliberal. Pues a todo esto no vale que PEMEX sea la segunda empresa en obtención de ganancias en el mundo y tenga excedentes millonarios y de paso sea un sector estratégico, clave para la gobernabilidad democrática. ¡No! Para la lógica imperante hay que inyectar frescura racional de capitales y lógicas del sector privado, de este modo se asegura el desarrollo de los mexicanos en el futuro. Sólo hay que recordar que la lógica del mercado y los capitales privados no tienen un compromiso contractual como el Estado-nación si lo tiene para con sus ciudadanos.
INKEN D.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Sobre La Crítica Y El Criticar...

El termino "crítica" tiene un uso bastante laxo. Algunos lo relacionan con decir algo que esta mal, o lo vinculan con hablar en contra de algo o alguien. Sin embargo, esta laxitud, origina, al menos en el nivel del debate político (es decir, en la puesta en práctica de la ideas en general), una desviación de la crítica (o de la actitud crítica) hacia posturas de descalificación que toman motes personales y hasta soeces. La descalificación en este sentido, es un recurso que el que intenta criticar emplea cuando en su cabeza existe la carencia de ideas con las cuales sea efectivo rebatir la exposición del tema o la idea que se expone. En este sentido, el que descalifica olvida que lo esencial es la crítica a la idea, y no a la persona. De esta forma se fetichiza la crítica con la descalificación, y en el lenguaje se utilizan más calificativos que argumentos científico-lógicos para debatir o exponer que se está en desacuerdo con alguien (es decir, con su idea). De esta forma, el entablar un verdadero lenguaje que propicie la discriminación de argumentos, entre el que critica y el que es criticado resulta imposible.

Aun así, no podemos decir que la descalificación no sea válida. Todas las personas descalificamos, ponemos motes a las cosas y desaprobamos de manera arbitraria y lúdica lo que en nuestra cotidianeidad vemos, lo cual es absolutamente válido para la construcción de nuestras redes sociales. Pero esa no es la verdadera crítica. La verdadera crítica, al menos en el plano de las ideas políticas, filosóficas, arquitectónicas, y demás discursos que están más allá del sentido común, se elabora en un verdadero DI-alogo y debate de ideas con argumentos científico-lógicos, y no en la burda descalificación personal.

Abro el debate, porque sé que lo expuesto aquí quizá omite algunas "cosas"...

THE MAN IN BLACK

sábado, 27 de septiembre de 2008

Gotas de Oro Negro



El actual debate y asunto referente a la reforma energética en particular la petrolera es un asunto medular para la sociedad y el Estado mexicano. En definitiva no es un tema sencillo de abordar y mucho menos de discutir; el petróleo en esta nación juega un papel fundamental en la construcción moderna del país y en el ideario colectivo; es un fenómeno que tienen profundas implicaciones sociales. De igual modo el petróleo y PEMEX es un referente simbólico muy poderoso para los mexicanos, en especial aquellos que tienen cierta edad y madurez en sus juicios y sentimientos nacionales y sociales.

Para aquellos que son más jóvenes y menos versados en esta clase de temas parece ser un problema importante y un tanto incomodo, el imaginario colectivo con el que éstos han crecido es de una dimensión muy instrumental y pragmática, parece ser que es un problema que tiene una solución fácil y de algún modo el gobierno y “los que saben” se encargaran de ello.

Siempre he pensado, por lo menos desde que llegue a esta tierra, que si el escudo nacional mexicano tuviese que ser cambiado este tendría dos sustitutos perfectos que de igual modo son dos piezas fundamentales sin las cuales no se entendería a este país y los aquí viven. Dichos escudos nacionales podrían ser: como primer candidato -para hacer democrático dicho supuesto- estaría la virgen de Guadalupe, que representa al partido católico unido (PCU) por sus siglas en español, -jaja, me encantan esa clase de aclaraciones- no es novedad que unos de los llamados padres de la patria tomo el estandarte de la virgen como símbolo para independizarse de su captor político, religioso y económico español, no por nada los conglomerados de indios y gente que trabajaba la tierra se unieron al párroco para escribir una pagina importante de la historia en este país, que claro después esos mismos indios y gente del campo fueron desestimados y excluidos para darle su “justo” lugar a los criollos de buena cuna que los comandaron y después enloquecieron –pero hablar de estos excluidos es una historia undergrown, no tan heroica y llena de fantasía institucionalizada-. Entonces bien, la virgen puede ser un sustituto perfecto, pero a ella se le enfrenta el otro candidato, al cual llamaremos PETROLEO y representa al partido técnico-ideológico nacionalista (PTIN).

El petróleo es otro poderoso símbolo de la construcción de identidad nacional, es una de las joyas de la corona mexicana, que se posa al centro de la hermosa corona de plata con motivos en oro y piedras preciosas, pero en esa corona al centro, a la vista de todos esta el petróleo. El petróleo marca la consolidación del México unido, del México independiente y en vías de modernizarse. El petróleo es abanderado por el adalid de la patria, que logro expropiar dicho oro negro de las manos privadas; aquel que se logro quitar de encima a otros adalides que ya no brillaban por sus buenos deseos. De igual modo los indios y los que trabajaban el campo, sumados a aquellos conglomerados urbanos que fueron quitados de la historia, pues podían quitarle brillo al logro y a los que realmente “importan”, la clase hegemónica –siempre hay que recordarlo, así lo marcan los libros de texto gratuito y no tan gratuito-. El petróleo así se consagra como el impulsor y sostenedor de la vida nacional, como la sangre del país que desde hace muchas décadas surte las arcas del tesoro nacional y privado de su vital fetiche dinerario.

Pero como en la actual modernidad tardía lo importante es lo técnico y económico, siempre provisto de su importante inyección secular, tenemos que descartar a la virgen de Guadalupe, no es posible, somos una nación “racional” apegada al espíritu ilustrado de la revolución francesa y a la siempre importante doctrina liberal que da cohesión y lógica al imaginario social nacional. Además que a la iglesia no le gustaría que usáramos la imagen de la virgen, esta ya fue registrada y los derechos le pertenecen a ciertos personajes un tanto sombríos que ya explotan su imagen desde China hasta Estados Unidos y pues como el vulgo se relaciona tan bien con ella no sería posible darle una ideología dominante con facilidad, además que sus captores eclesiásticos ya le dieron una y están asociados con la clase fundamental de nuestro tiempo; lo cual la convierte en una opción simbólica difícil de controlar.

Entonces, nos queda el petróleo, que según las encuestas aventaja a la madrecita de todo México y además esta en boga actualmente, pero existe un problema al interior del partido. Resulta ser que la ala técnica esta invadida de un deseo fundamental que es permitir al capital continuar con su proceso “natural”, es decir, que dado el estado actual de la situación nacional PEMEX no opera racionalmente y su producción, dadas las estimaciones tecnológicas y presupuestarias con las que opera, indican que el vital liquido de color oscuro se agota o mejor enunciado, la extracción de dicho petróleo no resulta rentable –según las proyecciones institucionales-, lo cual pone en riesgo la estabilidad nacional y la lógica de acumulación capitalista para el Estado y las empresas privadas que trabajan con ellos. Entonces se hace necesario dotar a PEMEX de autonomía en sus más variadas dimensiones; además de permitir al capital internacional encarnado en corporaciones y empresas privadas auxilien la transformación de la paraestatal.

Por otro lado tenemos al grupo ideológico que representa la otra fracción del partido, el cual argumenta que el grupo técnico sólo quiere hacer negocio con el único patrimonio que queda de aquel Estado-subsidiador. Lo acusa de querer vender la joya de la corona a las empresas privadas –dicen por ahí que la figura máxima de este país, gano su elección con ayuda de varios “amigos-corporativos” nacionales y extranjeros y pues estos piden que él les ayude también ahora que lo necesitan- que buscan quitarle una cuantiosa porción de monopolio al Estado, bajo el discurso un tanto complejo, pero que finalmente promete que no será de ese modo.

Y así ha comenzado una batalla electoral de las distintas facciones políticas de este país con propaganda de todo tipo, los medios de comunicación ya tomaron a sus preferidos, los medios televisivos han optado en conjunto con la fracción técnica hacer absurdos comerciales donde con bolitas y palitos le hablan a la sociedad civil, en ocasiones me parece piensan que son imbéciles. La fracción ideológica ha optado por crear reacciones populares igualmente intensas y vistosas.

Lo irónico de todo este jueguito político y económico o de política económica como dirían mis profesores de economía, es que una vez más necesitan de la sociedad civil para vencer en esta batalla electoral. Si, la sociedad civil, esos indios y clase trabajadora que siempre borran de la historia importante, si, de esa chingona, de la parte donde le ponen letra de oro a los actores sociales destacados. Necesitan de ellos, pues finalmente y en letras no tan chiquitas son propietarios de esa misma riqueza petrolera. Podría esperarse que en esta ocasión a la sociedad civil no la borraran del librote histórico que se escribe a diario, pues ahora vivimos una democracia que reconoce a su ciudadanía como parte fundamental del la existencia del Estado; por fundamental me refiero a políticamente activa y en la cual sus necesidades y voz es tomada en cuenta, pues repito, vivimos una democracia, ¿no?

Hagamos una breve definición del Estado y le robare algunas ideas a una figura intelectual italiana de la cual omitiré su nombre, porque luego les da picazón a muchos intelectuales orgánicos el escuchar su nombre y como pretendo que esto sea leído por estudiantes dejemos cuestionen a sus profesores u opositores de la fracción técnica; así que mejor nos ahorramos el sin sabor y lo hago yo de este modo, espero sepan de quien se trata y dejemos que fluya el planteamiento.

El Estado esta compuesto por “sociedad civil” + “sociedad política”, ambos son expresiones de la sociedad civil pero para efectos prácticos y expositivos hay que diferenciarlos. En un mundo ideal y en una democracia real, la sociedad política debe estar sujeta a la sociedad civil y en particular a la clase hegemónica, sólo de este modo la democracia tendrá una expresión importante y como no habiendo otra ideología a la cual ajustarse, diría un buen numero de profesores e intelectuales, pues es necesario que la democracia sea una realidad y funcione como tal. Pero la experiencia en países no desarrollados como es el caso de muchas naciones latino americanas, el desarrollo de ambas sociedades no ha sido igual, la sociedad política se ha desarrollado mucho más rápido que la sociedad civil que es gelatinosa, entonces de ninguna manera la sociedad política esta sujeta a la sociedad civil y tampoco obedece a la voluntad general. Y más aun, en países en vías de desarrollarse, la pelea política se da en pos de conquistar el Estado, al aparato coercitivo y jurídico. Entonces la democracia, no puede funcionar como nos lo vienen platicando –todo esto sin añadir la otras dimensiones influyentes en esto-.

El problema que tienen ambas facciones es que dichos grupos políticos y partidos a final de cuentas actúan bajo una lógica consecuente con la toma del Estado, y su principal opositor hasta hace algunas pocas décadas era la figura presidencial y la alternancia del poder el objetivo. Entonces los problemas importantes de un corte menos político han sido desatendidos y sin duda son problemas medulares para la manutención del Estado mexicano.

Existen pues problemas fundamentales que atender y resolver, entre ellos el energético, pues es el dador de vida de las naciones modernas y desarrolladas. Pero se antoja difícil que con la simple lógica de políticas públicas, rational Choice, democracia representativa, social democracia y buenos deseos en el corto plazo se resuelvan las cosas. Más aun si se hace caso omiso de la sociedad, si, esos que para muchos de la fracción técnica son aquellos indios y campesinos que no entienden nada, y para la fracción ideológica parecen ser todo, salvo cuando se terminan los periodos electorales y no hay que acarrear gente.

No es gratuito pensar que tendremos serios problemas en un lapso de tiempo corto. Y por cierto, el escudo nacional me parece perfecto tal como esta.

Gracias por su tiempo.

INKEN DEAN.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

The American Bailout



Un amplio sentimiento antiyanki se expresa a través del consciente colectivo de la mayoría de la población en México. Específicamente, en las universidades, quizá de extracción pública, el tio sam es visto con amplio desprecio y reserva. Esto ocasiona un amplio rechazo por los temas sociales que en el vecino país del norte se suscitan. En contraste, a mi parecer, el conocimiento de la realidad social yankee es esencial para comprender como funciona el sistema capitalista actual, y abordarla críticamente es un ejercicio esencial que trasciende el típico sentimiento antiyanki que nuestro mexicano sentido común ha desarrollado a lo largo del tiempo y que no lleva más que a visiones románticas que remiten a los y agotados discursos de la izquierda barata carentes de todo contenido “real”.

Aproximadamente desde finales de Agosto hasta Septiembre, se han observado una serie de acontecimientos que han desembocado en múltiples quiebras de los principales consorcios financieros en Estados Unidos. La ya anunciada crisis hipotecaria tuvo su cereza en el pastel en Agosto pasado con la quiebra de dos de los principales consorcios hipotecarios: Fannie Mae, y Freddie Mac (Ambos de carácter privado ya que cabe destacar que en E.U. no existen las empresas estatales de manejo de fondos de ahorro). Posteriormente, en recientes fechas, uno de los principales consorcios bancarios, Lehman Brothers, se declaró en quiebra, mientras que el principal consorcio de seguros, AIG (American Internacional Group), declaro sus numeros en focos rojos, al hacer publica su descapitalización. Por otro lado, el consorcio financiero Merryl Lynch, también declarado en bancarrota, fue adquirido por el poderoso Bank Of America.

A raíz de este masivo bonche de quiebras el gobierno federal, mediante el fondo del tesoro y la Reserva Federal, decidieron tomar cartas en el asunto. En un gobierno republicano (que vendría siendo lo equivalente a un gobierno de derecha), pareciera que la palabra “intervención estatal” es un tabú que la eficiencia del mercado ya había superado desde la administración Reagan, al menos en el discurso político. Sin embargo, en la práctica, el discurso de los ideólogos del mercado parece tomar un matiz, o un cambio de rumbo. Es evidente, no se puede dejar que el mercado haga sus “ajustes” y que los consorcios financieros privados que tienen en su poder gran parte del ahorro de las familias sigan quebrando (aunque cabe destacar a lo largo de la crisis hipotecaria miles de créditos hipotecarios han sucumbido lo que significa que las personas que tenían la posibilidad de adquirir una casa ahora vean nula esa posibilidad) y más aun, no se puede dejar que una señal de desconfianza en los mercados se siga esparciendo en las mentes de todos los especuladores-inversores de Wall Street, de tal forma que se llegue a una situación extrema de encadenamiento de bancarrotas de otros consorcios financieros. Seguir asumiendo esta doble situación ya no es posible para el gobierno federal, y más ahora, en tiempos de elecciones en donde el pellejo del partido republicano esta en serios aprietos después una cuestionadísima administración Bush. El rescate, primero de las hipotecarias y después de AIG (Lehman Brothers no fue parte del plan y poco después su parte de inversiones y banca comercial fue adquirida por el consorcio británico Barclays en aprox. 2 billones de dólares) y a Merryl Lynch lo compró otro consorcio privado), representa el mayor en la historia de los Estados Unidos (700 billones de dolares) Que segun el NY Times en su edición del Miércoles 17 de Sept. Del 2008: “A $700 billion expenditure on distressed mortgage-related assets would be roughly what the country has spent so far in direct costs on the Iraq war and more than the Pentagon’s total yearly budget appropriation. Divided across the population, it would amount to more than $2,000 for every man, woman and child in the United States”.

Este rescate está relacionado con el debate de política económica que sin importar el mote partidista esta bien cimentada en los términos del Liberalismo y que converge hacia la necesidad explicita de salvar a como de lugar el funcionamiento de la economía de mercado y su relación inherente con el Estado. Por ello, y para solucionar en primer término el problema de confianza en los mercados, y en última instancia, para solucionar el problema de los ahorros de las familias, se elaboró un plan de rescate (una especie de FOBAPROA) que se discute ampliamente y las especificidades del mismo están siendo aun detalladas. Todo el sector de la sociedad política pugna a favor del rescate, y más aun por la elaboración de un nuevo marco regulatorio de los mercado financieros. Sin embargo, los demócratas mas asociados a un liberalismo al estilo del welfare state, abogan por un plan que proteja a la clase trabajadora y a sus ahorros (al menos en el discurso político), aunque no olvidan tampoco que restaurar la confianza en los mercados es vital. El gobierno federal, muy a su reserva, sabe que no puede dejar más a la deriva los ahorros de las familias, y más aun, que no puede dejar que se desencadene una crisis mayor que afecte a los mercados globales y a su propia economía, sin embargo, hay quienes dentro del gobierno denuncian la irresponsabilidad en el manejo de los fondos y la corrupción de los millonarios chairmans de los consorcios quebrados, y por lo tanto abogan por la quiebra irresoluta sin rescate; estos denunciantes son los que aun defienden el libre mercado como mecanismo eficiente, y para evitar esas imperfecciones en las decisiones, la salida es la elaboración de reglas claras en el manejo de los fondos de ahorro e hipotecas. Tanto republicanos, como demócratas, saben que la intervención del Estado es fundamental para el rescate de su economía. Los demócratas lo aceptan con más claridad, los republicanos, algunos, están todavía enmarañados en el discurso del libre mercado, y otros están viendo como coserle mas parches a la ideología del mercado de la cual se saben partes. John McCain, el nominado de los republicanos a la presidencia planteó en un discurso la creación de una agencia federal para ayudar a los empresarios en bancarrota y otras instituciones financieras, contrario a otros colegas del partido que plantean dejarlos a la deriva, sin embargo ambas posturas siguen pensando que el mercado libre es el espacio ideal. El discurso neoliberal, ya no tiene sustento, al menos, en cuestiones de política económica. Hasta los más retrogradas ideólogos del mercado, y muy a su pesar, saben la vital importancia de la intervención estatal para dejar que el mercado siga funcionando. Los demócratas, menos asociados a la ideología neoliberal, pero que sin embargo conviven con ella, entienden que el mecanismo del mercado debe funcionar eficientemente para garantizar confianza a los grupos de inversionistas locales y mundiales, pero añaden, y quizá esta sea una diferencia con los republicanos, el discurso de la protección a la clase obrera que tan bien funcionó en la política yanki en la época del welfare state. Con la popularidad de Obama, un discurso a todas vistas estatista (obvio en los términos yanquis, que son con un alto vinculo con la esfera privada, después de todo, Obama no ha hecho explicita su postura al manejo público de los fondos de ahorro) se deja ver más claro que el discurso de McCain, que todos sabemos, no debería ser “estatista”, pero por las circunstancias debe hablar irremediablemente de “intervención”.

Mientras tanto, en el seno de la población no queda claro todavía cual será la solución final, y cual será el costo final de este rescate. La crisis en USA se hace más profunda, mucha gente ha perdido sus casas, y ahora, la clase media sufre otro revés, los empleos que proporcionaban los bancos que han quebrado se han perdido y el nivel de afectación en los suburbios se incrementa. El sistema se sacude con otra crisis más, pero intenta recuperarse periódicamente en el corto plazo restituyendo la confianza a los inversores-especuladores, pero con costos altos para la población. Sin embargo, ciertos segmentos de la población, de 20 años hacia acá, ya se están acostumbrando. La popularidad de Obama es clara, y al parecer, por ahora, es al que más le favorecen los acontecimientos financieros (Más adelante puede no ser así). Su discurso se unifica, y el liberalismo de los demócratas renace y se fortalece, y quizá el Liberalismo en general, como lenguaje político, como ideología del capitalismo mundial encuentre su próximo bastión en ese mítico hombre de color de Illinois, que por primera vez, llegue a la toma real de poder, en la que para mi, sigue siendo la nación con más influencia sobre la faz de este planeta. Por lo anterior, vale la pena seguir de cerca este intrincado proceso político.

THE MAN IN BLACK

lunes, 22 de septiembre de 2008

Thousand Days Like A Lamb


Actualmente México vive un proceso de descomposición que no esta lejos de lo que E. Durkheim llamo anomia; tanto el Estado encarnado en sus instituciones como la misma sociedad han perdido cohesión, el proceso de comunicación que debería integrar las acciones de ambos se ha desquebrajado y simplificado a niveles realmente preocupantes. Los procesos comunicativos que se integran a través de procesos de integración social que irremediablemente vinculan al monarca y al ciudadano, han entrado en dinámicas de exclusión cada vez más intensas.

Uno de los factores que ha coadyuvado a dicho marco general es la terquedad en la implementación de un modelo de acumulación capitalista conocido como neoliberalismo. México ha entrado en la lógica del mercado libre sin un matiz ni perspectiva eficiente, así como de la ausencia de objetivos claros y evidentemente todo esto ha devenido en una carencia total de éxito según lo que la ideología neoliberal plantea. La practica de dicha ideología, y su consecuente modelo económico ha significado el enriquecimiento obsceno de un puñado de individuos y familias, el debilitamiento y envilecimiento de una clase política que confunde cada día más su extracción republicana y un empobrecimiento exitoso de una masa de millones de individuos que buscan su autodeterminación por todas partes sin encontrar la salida a las condiciones miserables a las que se enfrenta día con día.

A este marco desangelado, a este rito de paso trunco que vive México, atascado en una etapa liminal que des-estructura identidades y contextos sociales; se nos presentan expresiones de envilecimiento humano como lo es el asesinato. En las condiciones en las cuales vive el país y su sociedad, han germinado entes criminales, sujetos fuera de toda norma jurídica, moral, ética y humana. El narcotráfico, el secuestro, el robo, la delincuencia, a todos sus niveles, alimentada por las condiciones políticas y económicas en las que vive esta nación, comienzan a mostrar el inicio formal de lo que es la descomposición social.

El dialogo entre gobernantes y gobernados se ha desvinculado, ha caído en fetiches y fiebres delirantes por la apropiación del monopolio del Estado, del instrumento coercitivo y jurídico; todo ello a manos de partidos políticos y grupos de poder conformados por diversos individuos, todos ellos oscuros. Han desvinculado y degradado la comunicación y el dialogo que debe existir entre ambos. Tan por los suelos se encuentra esta relación que las tareas básicas que debe llevar acabo el Estado mexicano son buenos deseos en la actualidad más cotidiana. Brindar seguridad en sus más amplias dimensiones como: lo es la salud, la vivienda, el trabajo, la seguridad publica; todas ellas son buenos ejemplos de los problemas que no deben existir en una “democracia que se consolida” como tienen a bien creer los transitologos.

El problema del secuestro es un cáncer social que atenta contra el valor más sagrado del liberalismo <>; en su espectro más amplio este crimen priva a los grupos sociales primarios y secundarios de ejercer su autodeterminación. No sólo hablo de individuos desentendidos de su contexto y pertenencia social, ya sea de clase o estrato. Hablo del conjunto de grupos sociales que ven coartada su libertad para vivir y ejercer sus derechos. Que bofetada en la cara de todo ciudadano es saber que aquellos que deberían garantizar su integridad física y la paz social son aquellos que emplean su entrenamiento en herir al que juraron proteger.

Existe un gran problema en las cúpulas más altas de la ahora sub-política, permite que sus grupos subordinados hagan negocios a expensas de la integridad de los individuos. Y aun cuando es más que evidente que todos los escalafones están involucrados y tal hecho constituye un problema vital, por sus características y magnitud, estos, no hacen nada.

El Leviatán pareció despertar de su letargo y descomposición interna cuando un miembro de su clase fundamental fue asesinado, cuando un joven burgués fue vilmente asesinado a manos de sus secuestradores, sólo en esa ocasión cupo hacer una manifestación masiva para exigir eficiencia y justicia. Sólo cuando la clase de los dineros organizo una expresión de repudio masiva en la cual se reunieron todos los estratos de la sociedad y fue comercializada por los medios de comunicación, es cuando se toman cartas en el asunto.

Pero existe algo aun peor dentro de esta descomposición y es: qué pasa cuando se lleva a acabo un acto de terrorismo en una sociedad que no conoce dicho acto más que através del celuloide. Qué sucede cuando la semilla del terror se planta en una sociedad que jamás ha experimentado tal situación. Lo sucedido el día de la celebración de la independencia de México, en uno de sus estados con más tradición y mayor índice de pobreza, es un acto simbólico de importante magnitud. Hablo de la detonación de artefactos bélicos, diseñados para la guerra y usados por agentes entrenados para asesinar en condiciones especificas; hablo de armas que no son de fácil acceso y que son empleadas contra una masa de civiles que festejaba algo simbólicamente importante para su sociedad y que esta relacionado fundamentalmente con la libertad.

El asesinato de un grupo de personas, civiles todas ellas, en un festejo popular es un acto de terrorismo. Lo neural de todo esto es por qué y cuál es la razón de atacar a blancos civiles. Todas las guerrillas y movimientos sociales en México nunca han tenido como blancos a la población; México no vive movimientos políticos separatistas; no tiene ingerencia u ocupaciones militares en ningún lugar fuera de su marco territorial. Hablamos de un acto extraordinario en toda su extensión; un acto de violencia por demás raro y sumamente preocupante.

Lo que exista detrás de este acto oscuro y deshumano tiene implicaciones profundas dentro de la clase política; donde el principal responsable de todo esto es la clase en el poder, la clase política. Tanto esta administración como la pasada son responsables de un problema que amenaza los cotos de poder de los hombres clave en este país. Algo sumamente oscuro debe existir para que se suscite un acto de esta naturaleza. Sí es el narcotráfico, estamos ante una guerra intestina que augura más violencia; sí hablamos de grupos de la delincuencia organizada es un acto de exacerbación y potencialidad que están adquiriendo estos grupos criminales. Puedo seguir especulando hasta llegar al primer circulo de poder en este país y las consecuencias son igual de funestas que las dos anteriores.

La repuesta que el Estado se prevé dará no puede ser otra que la violencia profesionalizada, y debe ser pronta en el mediano y corto plazo; no se entiende qué otra salida diplomática o política pueda establecer con grupos de este tipo. La reconfiguración política será una reacción previsible para los próximos meses. Estamos ante un panorama delicado, con interpretaciones de distintos tipos. El propósito de esta es tocar un serie de aspectos que abren el panorama de una problemática nacional que se ha venido gestando en los últimos cuatro sexenios y que sin duda esta llegando a su fase más violenta y preocupante.

INKEN D.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Letras Más, Letras Menos



Pudiésemos pensar por un minuto que es legítimo matarte y abusar de tí, en todos los aspectos: sexual, moral, ético, emocional, material y religioso. Permítaseme decir que sería muy de mi conveniencia y placentera excitación poderlo hacer sin experimentar sentimiento de culpa o vergüenza, sin embargo no puedo.

Quien sí puede: una clase escondida tras cortinas de dólares, pesos, crucifijos, barriles de petróleo; tras de un rifle, tras de una sotana, tras de un dios, tras de un sexo atractivo. Ellos, todos ellos pueden hacer uso, cada uno en su respectiva dimensión, de tí, de todo lo que moralmente te ha programado para ser un ser humano; algunos más serviles que otros, algunos mas atractivos y más aptos para hacerla de títeres.

Es pues que existe un poder sobre tí, en ocasiones es imparable y te constriñe, castiga, cohesiona; puede ser de forma violenta, de forma persuasiva, es una fuerza real e ideal que actúa sobre tí.

El problema aquí es la conciencia que tienes de ser usado por dicho ente en manos de algún cretino. Es un problema grave, pues no todos pueden usar a cualquiera a su antojo, hay un proceso bastante elaborado para hacer efectivo dicho poder, dicho abuso.

Pues es mi propósito que reflexiones sobre dicha ausencia de conciencia, que efectúes una síntesis de acontecimientos y abusos que te orillen a efectuar una recapitulación mental y emocional con el propósito de que tu conciencia se acrecente.

Es fácil decir que no eres nadie y mejor aun que nunca llegaras a ser algo sustancialmente importante. Que perteneces a un conglomerado social que te ha conducido a la pasividad. Es fácil decir que eres la puta de cualquier sujeto con poder, que no eres más que un medio para obtener un fin que no corresponde a tu persona disfrutar. Es aun más fácil hacerte pensar la efectividad de este comentario, cuando sobre ti actúa todo un aparato ideológico, material, social, cultural y religioso para hacer legítimo el que tu seas una batería biológica al servicio de un grupo de individuos sin rostro, sin facciones estéticas definidas, sin un color o una nacionalidad.

Eres un títere de dios que aunque libre arbitrio te dió, este se encuentra limitado por una moral falsa, una moral eficaz para propagar propaganda de todo tipo, de toda clase social.

Es pues, útil decirte que tus expresiones más intimas, más personales, mas emocionales son producto de un proceso civilizatorio que no obedece a una naturaleza perse de las cosas y de los seres humanos. Es útil decirte esto porque te ofrece la posibilidad de que tomes más control sobre una ausencia de acción de clase, acción de individuos abusados y condicionados a placeres banales.

Termino diciendo que tanto más tardes en levantarte del letargo espiritual e intelectual en el que te encuentras, tanto más serás objeto de un falo anónimo que te oprime contra el suelo.


El loco, el idiota y el asesino.