viernes, 27 de marzo de 2009

A propósito de las naciones violentas y drogadictas: el peligroso caso de EE.UU. y México.


A propósito de la violencia que sufrimos día con día y que protagoniza dramáticamente las diferentes emisiones, canales, frecuencias e imaginarios colectivos, me propongo hacer aquí un ejercicio simple de reflexión sobre el particular caso del narcotráfico, las acciones y relaciones que guardan o bien comparten tanto el gobierno mexicano –encabezado por el presidente Calderón- y las agencias de inteligencia y seguridad estadounidenses.

El problema es como bien entendemos ¡todo un problema! y uno muy delicado, de vital importancia para la seguridad interna y la salud social de toda la sociedad civil, en este caso como principal victima y afectada. El gobierno, los narcotraficantes y las agencias de seguridad, son pues, instituciones que operan y trabajan con una lógica muy distinta a la sociedad civil y su vida cotidiana.

El principal problema al que se enfrentan ambas naciones –tanto la norteamericana como la mexicana- es simple y parece ser que no quieren atacar al problema por ese frente, constituiría una fuerte crítica así mismos; una realidad que no quieren enfrentar varios actores sociales. El fenómeno del narcotráfico es un fenómeno propio del capitalismo, una encarnación de la ampliación de mercados, un cliente estupendo de los sistemas financieros y bancarios de todo el mundo, y claro esta, una representación estupenda de las relaciones sociales y culturales de la modernidad. Es cosa de dar un pequeño vistazo al caso del tabaco en Europa y su relación con las colonias de America, el comercio de éste, así como su expansión y sorprende aumento en el consumo, por lo menos desde el siglo XVIII. Éste es un buen ejemplo histórico que da pie a sus actuales extensiones más complejas y negativas.

El negocio, producción, distribución y popularización del narcotráfico, así como el consumo de drogas, es un éxito del capitalismo, en particular del modelo neoliberal: con su consecuente mercado libre, “autoregularización”, y baja regularización y supervisión por parte de las entidades estatales. Desde final de los años 70 hasta el día de hoy tenemos un aumento en el consumo de las drogas, tanto legales como ilegales. Las naciones ricas cosmopolitas tienen toda una cultura propia del consumo de éstas, los narcóticos son una representación simbólica para las culturas occidentales, representan su individualización, su secularidad y pragmatismo, son pues una extensión de la libertad que conquistaron a lo largo de varios siglos y que cuaja en la segunda mitad del siglo XX.

Pero el consumo y sus representaciones culturales no es lo que quiero recalcar aquí, mi argumento es que el problema del narcotráfico –en su sentido general- ha crecido a la par del capitalismo, es tan dinámico y eficiente como los ejemplos más habituales que nos enseñan en la escuela; como todo fenómeno tiene una dualidad tanto positiva como negativa, el narcotráfico es un aspecto negativo de la modernidad, del capitalismo, de la individualidad, de la libertad. Pero esta faceta negativa está profundamente vinculada a la sociedad y a los gobiernos. Durante muchos años represento un problema menor que ofreció ventajas de control de grupos rebeldes o que bien representaban una amenaza para el regimen y la gobernabilidad de muchas naciones, el narco fue incentivado en muchas partes del mundo, era también una fuente poderosa de financiamiento que poco a poco devino en lo que el día de hoy enfrentamos.

Lo oferta como la demanda de estos bienes ilegales es el problema, es decir, todo el problema en conjunto. EE.UU. tiende a observar únicamente el aspecto de la oferta, poco a poco va aceptando su parte demandante. Esto nos presenta una relación muy delicada entre ambas naciones, más aun porque las luchas más encarnizadas tienen lugar en la frontera común de ambas naciones y esto se ve empañado a causa de que el vecino país se caracteriza por un militarismo e intervencionismo agresivo y destructor. Si ambos gobiernos no trabajan juntos y respetan sus soberanías este tema puede ser arto peligroso para la paz y relaciones de ambos.

El empleo de grupos castrenses para combatir al narcotráfico es la única medida que ha dado resultados, el poder del ejército como último recurso de toda nación, ha hecho su labor en el ejercicio de la violencia. El problema que implica este insípido logro es el desgaste de las tropas, efectivos entrenados para acciones cualitativamente distintas y que téngase muy en cuenta, no están entrenadas para conflictos de larga duración en el tiempo, se presenta pues, como un problema latente. El que el ejercito incursiones constantemente con la población civil y haga las labores de policía y garante de la pax publica, si pax no paz, representa un asunto delicado en cuanto a las lógicas de operación de estas instituciones. El simple hecho que representa que el enemigo sea civil, ya de por si, pone en la mesa una serie de problemas importantes a ser tratados por los gobiernos, en particular con el mexicano.

Sumado al problema está la venta de armas, que es uno de los grandes negocios del mundo y en particular uno muy lucrativo para los Estados Unidos, el libre mercado ha puesto a disposición de muchos grupos criminales el acceso a armamento. Me refiero a la compra de armamento legal, ahora imaginemos la magnitud que tiene la venta de armas ilegales, ambos casos están muy bien representados en las zonas de conflicto en medio oriente y África, es el mejor ejemplo de la magnitud que tiene éste negocio, que ojo, es uno de los más legales y con más hoyos en cuanto a su regularización y comercialización en el mundo, en especial en países emergentes y pobres.

El problema del narcotráfico es un binomio entre violencia y mercado, con alcances legales e ilegales, no se puede aseverar que el narco es ilegal; es un fenómeno complejo y extendido, cuyas ramificaciones están en los límites de lo legal e ilegal, lo que comúnmente vemos en la TV y medios es el aspecto ilegal fetichizado. Del legal no se habla. Pero esta ahí, es un fuerte vínculo que sostiene al problema y su larga cadena de involucrados.

A qué me refiero con lo anterior, muy simple, el narcotráfico no son únicamente aquellos pintorescos hombres norteños con grandes sombreros, suburban y ahora Hummers; con pistolas lujosamente decoradas y atuendos extravagantes. No, son también aquellos hombres de negocios: banqueros, empresarios, políticos, etc.… todos esos hombres que en las escuelas privadas y también públicas nos dicen son el modelo a seguir, que son la representación del éxito. Son todos ellos, también narcotraficantes. ¿O todavía piensan que los narcotraficantes no conocen las bolsas de valores, los bancos, los sistemas financieros, los paraísos fiscales, los fondos de inversión, la creación de empresas, en fin, el lavado de dinero? aun creen que no leen a todos esos gurús de los negocios y el eficiente empleo de los capitales, ¿piensas que no tienen asesores graduados con honores? Ya no sólo son los abogados listillos, hay asesores financieros, economistas, politólogos, sociólogos, ex militares, policías y políticos –principalmente mandos medios-, todo un aparato intelectual y profesional en varios rubros que participa en el lucrativo negocio, no sólo es el tipo de barriada o sujetos agarrados de la calle y pobretones.

Asuntos como la extinción de dominio son buenos comienzos por combatir al narco, mucho mejores que el planteamiento de la legalización de ciertas drogas blandas, no por que no tengan argumentos afortunados y que vale la pena reflexionar; pero yo me opongo a la legalización. Por qué, simple, las instituciones gubernamentales y estatales no son capaces de enfrentar tales retos. Los funcionarios públicos en México no son capaces de manejar una empresa de este tipo, además de que hay buenos motivos oscuros la mayoría de ellos, por los cuales no se hará, aquellos que sostienen argumentos romántico-rituales-tradicionales del sentido común –que poco de común y menos sentido tienen- sobre las drogas son expresiones absurdas que no tienen seriedad, hay también partidos socialdemócratas que emplean estos argumentos con propósitos electoreros y sólo dan pena.

Una de las soluciones del problema, además del necesario y cuestionable enfrentamiento frontal contra el poder de fuego y combate del narco, es la rehabilitación y la prevención. Este es uno de los problemas que deberían jugar un papel más importante, un rol más activo con la sociedad civil, aquí especialmente es donde deberíamos cooperar con la vecina nación anglosajona, en éste aspecto principalmente, pues ellos tienen toda una experiencia previa y más afortunada que la mexicana, en esto se debe poner mayor énfasis en la cooperación bilateral para el combate. En particular México debe tomar acciones en materia penal, reestructurar el sistema penitenciario, dado que la población en las prisiones mexicanas tiene alrededor de un 80% de incidencia en el consumo drogas, es decir que de cada diez internos, ocho consumen drogas; un numero muy elevado y carecen de rehabilitación en este sentido; ya ni hablar de la nula integración a la sociedad al purgar condenas, problema que se suma de forma profunda al narcotráfico. Los programas de rehabilitación en México son muy insipientes y muy caros, la sociedad civil participa poco en ellos, es necesario que eso cambie pronto, con tanta urgencia como el combate militar y policíaco.

La prevención, en particular en los niños y menores de edad debe de contar con programas mixtos para el alejamiento, la comprensión del uso y abuso de sustancias. Un asunto también fuertemente ligado con la carencia de asociaciones civiles y la participación ciudadana, que se suma a los grandes problemas estructurales y democráticos en México.

Para finalizar, la cooperación de ambos países en términos bien delimitados y con responsabilidad conjunta, comprometida, sin ánimos electoreros, sin lucros privados entre funcionarios públicos; con la colaboración de los medios con incursiones menos sensacionalistas; con la incursión de la sociedad civil, tomada con mucha mas seriedad y compartiendo la responsabilidad, así como la necesaria disminución de la violencia o del alejamiento de la misma hacia la sociedad civil son acciones que se antojan necesarias.

Sin embargo esto es más complejo de lo que parece, hay en el medio mucho dinero, mucho poder e intereses que van más allá del ámbito particular de una nación. Hay en el medio estrategias gubernamentales del más alto nivel, necesidades de apropiación de territorios o influencia en los mismos, tanto militar, política y económica, que ponen en la línea muchos intereses de distintos grupos, pues en el narcotráfico participan y se ven involucradas una gran cantidad de personas de todas las áreas sociales. Como ultimo comentario en esta argumentación un tanto accidentada: la pobreza agudiza las dependencias, no hay que olvidar que el narcotráfico provee de empleos y sustento a muchas familias, no olvidemos que las distorsiones sociales y los desequilibrios anomicos tienen como detonante a la pobreza y la injusticia; los liberadores de esas tensiones y pulsiones que se generan en éstos contextos son la violencia y la drogas.

Hay que reflexionar profundamente sobre el tema, conservar una posición crítica y propositiva.

INKEN DEAN.





2 comentarios:

el loco dijo...

Con ciertas cosas estoy de acuerdo en lo que dices, con muchas otras, no. El pedo del narcotráfico no es más que un síntoma de algo mucho más profundo que se está pasando por alto con esta pendejita guerra que está llevando a cabo el gobierno. Creo que tienes razón en señalar a la pobreza como una de las principales causas y dices algo interesante: prevención, aunque no creo que esa sea la palabra correcta, sino educación y conciencia de que toda persona educada tiene responsabilidad sobre su propia existencia y con ella, sus actos. Consumir o no consumir, es problema de la persona. Se sataniza a la droga ilegal y al problema del narcotráfico, pero jamás se habla de educar a la gente, se llega a hablar de prevención pero no se habla de dejar a la gente llevar las riendas de su vida porque se le añade el adjetivo de "libertino", eso es propiedad de un estado paternalista. Ahora, usando términos "románticos-tradiconales-..." etc. , como los has llamado, las sustancias que producen estados alterados han sido usadas desde antes de que surgiera el sistema capitalista que mencionas, aún antes de que surgiera la propiedad privada, es algo antiquísimo, y me salen ahora con todos estos prejuicios que rondan alrededor de ellas. Meros prejuicios, causa de una educación arcaica que da demasiada importancia a la imagen, a la forma más que al contenido, que pone pesos en objetos que no tienen porque tenerlos. Por eso surgen expresiones de intolerancia hacia lo que parece no ir con la corriente, o en el sentido que los grupos en el poder dictan, que, como bien dijiste, aún dentro de ellos esas mismas cosas que satanizan les dan de comer, es muy cierto. Pero creo que el meollo del asunto y la clave se encuentra en mostrar a la gente todas las caras de una misma cosa, para que ella pueda al final decidir ver una o varias.
Yo estoy de acuerdo con la despenalización de cualquier sustancia, droga dura o droga blanda. La industria farmacéutica, en el mejor de los casos, es decir, que al comercializar sus productos lo hagan más con afán, dígase, de salud común, que mercantilista -cosa que estaría dificil, pero se puede suponer-, podría explotar estas sustancias para desarrollar nuevas drogas que ayuden a la salud; desde luego, cualquier droga, cualquier sustancia en grandes cantidades rsulta tóxica, hasta la misma azúcar y la cafeína que parecen tan inofensivas. Pienso como tú en que, es dificil que funcione una despenalización -total- dada la sociedad tal cual es ahora, pero pienso que la legislazión en cualqueir cosa debe ser encaminada a proveer libertad responsable a su gente, es decir, el ejercicio de sus voluntades sin el daño a terceros. Con eso en mente, pienso yo, se podría comenzar a crear individuos realmente libres. La prohibición al ignorante solo acarrea problemas como los que has tratado.

CCTC dijo...

POR CIERTO
ALGUIEN ACASO CONOCE O SABE DE ALGUN NARCOTRAFICANTE ESTADOUNIDENSE QUE ESTE SIENDO BUSCADO POR LA DEA??
QUIEN RECIBE LA DROGA QUE SE MANDA DE MEXICO HACIA LOS EE.UU.?
SON ACASO LOS MISMOS MEXICANOS QUE LA MANDAN LOS QUE LA RECIBEN?
ES EVIDENTE QUE NO.