lunes, 19 de abril de 2010

Aproximaciones Esenciales a la Teoría de la Elección Racional-Rational Choice



En esta ocasión CCTC le da la bienvenida a un colaborador nuevo, colega y compañero estudioso de las ciencias sociales y las humanidades el Lic. David Luján. Le damos la enhorabuena de acompañarnos en este pequeño proyecto crítico que tanto hace falta en este país y a nuestros amables lectores les hacemos de su conocimiento que el señor nos estará acompañando con sus colaboraciones quincenales. [CCTC]

Las dificultades para aproximarse a la teoría de elección racional (TER) comienzan desde la definición misma de su campo de estudio, y los recursos teóricos o metodológicos empleados para abordarlo. Nos situamos frente a un conjunto de teorías o modelos específicos aplicados en una amplia variedad de temáticas en distintos niveles de análisis cuyas divergencias son enormes. Empero, eso no significa que no existan algunos puntos comunes que marquen la identidad de la teoría. Para mí, son tres, racionalismo, individualismo, y fisicalismo.

I. Racionalismo

La TER descansa en un modelo básico sobre la acción individual, que gira en torno las condiciones que deberían cumplirse para que la conducta se orientase racionalmente. En esencia, una acción racional es aquella en la que el individuo, a la luz de la información disponible, escoge los medios que tienen las más altas probabilidades de satisfacer sus deseos, expresados en fines. Aunque son acaloradamente discutidas las exigencias que deberían atribuirse a las condiciones para que un individuo pudiese actuar racionalmente, ningún teórico de la TER discute que el análisis deba partir del racionalismo en la acción.

II. Individualismo

Detrás de este modelo, existe una regla de agregación. La teoría explica una amplia y diversa cantidad de hechos como la suma, o la agregación, de acciones racionales frente a ciertas constricciones (expresadas en restricciones a la maximización de la utilidad). Detrás de este razonamiento se encuentra la suposición según la cual en la base de todo fenómeno social están los comportamientos individuales, por lo que el nivel de análisis debería descender, en última instancia, hasta ellos (individualismo metodológico: lo social se explica por/se remite a lo individual).

III. Fisicalismo

Para llegar a sus explicaciones, el teórico de la TER efectúa un método de análisis llamado hipotético-deductivo. A partir de unas pocas proposiciones voluntariamente idealizadas, el teórico construye un modelo, una maqueta extremadamente simplificada de la realidad. Luego, reproduce en el modelo un proceso, del que se “sacan”, o deducen, hipótesis explicativas sobre la estructura causal de una situación de interacción del mundo real. Por último, llevando estas hipótesis a la realidad, se verifica su plausibilidad examinando su concordancia con determinadas clases de hechos, es decir, su grado de encaje con la evidencia empírica obtenida.

Detrás de esta manera de proceder se encuentra el supuesto según el cual podemos aprehender la realidad con un modelo no sacado de ella, que la teoría toma de una imagen majestuosa e idealizada de la manera en que operan las ciencias físicas. El fisicalismo (imitar las ciencias físicas), entonces aparece como el paradigma a seguir, el modelo y punto de referencia para las ciencias sociales.

Estas tres características, que sientan las bases de la teoría, se han ido progresivamente flexibilizando. Para el primer caso, algunos teóricos de la TER se han vuelto conscientes del empobrecimiento a ultranza que la teoría formula sobre las motivaciones y el comportamiento humano, y han complementado la noción de racionalidad con otros mecanismos que producen acciones (como las emociones y las normas sociales). Para el segundo, se han dado cuenta que existen hechos no reductibles a intenciones, que resultan de la interdependencia de los agentes, como “efectos emergentes” de su interacción, que constituye un error partir del individuo y no de la relación social, y el papel de las representaciones colectivas en la determinación del comportamiento humano, por lo que el análisis no va de lo micro a lo macro, sino es de influencia mutua. Y para el tercero, se han vuelto progresivamente conscientes de que la lógica de las ciencias sociales es más compleja e irreductible al modelo que se han hecho de las ciencias físicas, han abrevado para sí corrientes teóricas más cercanas a la sociología que al fisicalismo, y comprendido que las buenas teorías dependen de las preguntas hechas, las estrategias para responderlas y el grado de adecuación de las respuestas con la evidencia de que se dispone, más que de seguir una serie de pasos bien delimitados. Empero, la forma en que se han abierto a estas nuevas cuestiones presenta sus limitaciones, deformidades y escollos, que vale la pena discutir en otra ocasión.




Lic. David Luján
(Primavera de 2010)

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