lunes, 5 de abril de 2010

Reflexiones Breves Sobre la Presencia Indígena en el México Contemporáneo



Esta ocasión me gustaría hablar acerca de un tema que es del imaginario popular, particularmente del imaginario de las clases menos favorecidas y que esta intrínsecamente relacionado con los pueblos y culturas indígenas en México. Desde luego cualquier tema que ve incluidos en la discusión a los indígenas en América Latina, es un tema controversial, son tópicos delicados y de largo aliento histórico. Pero en esta ocasión me propongo comentar algunas inquietudes sobre el actual estado de cosas en México.



Desde hace algún tiempo note que el tema sobre la emancipación indígena era recurrente en ámbitos culturales o cómo algunos podrían llamarles, contraculturales. La idea que se plantea es un nuevo levantamiento armado, una nueva revolución, un conflicto popular de escalas significativas que cambiarían el curso de la historia, al menos de la nacional. No hay un año claramente definido, pero todas estas premoniciones populares siempre existen unidades de tiempo coyunturales, para este particular caso el año 2010 o el 2012, éstos se plantean como años de coyuntura social y política, de transformación social.



Hace un par de años hacia entrevistas a integrantes de la APPO como parte de una investigación, entre las cosas que pude notar se encontraba la idea de que para el año 2012 habría un levantamiento armado, un levantamiento indígena que tendría su epicentro en el sur del país. Las regiones que estaban incubando esta idea son regiones que tienen una larga tradición rebelde y que se enfrentan a la pobreza, la marginación y la discriminación; entre ellos podemos encontrar a Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Puebla, Estado de México. Todas estas regiones en particular las que están más al sur de la republica son estados que históricamente han ocupado los índices más altos de pobreza y marginación social. De igual forma son las regiones que albergan una importante población indígena que como cualquier persona que haya visitado o vacacionado por dichas regiones se ha podido dar cuenta son la clase social más afectada por la pobreza.



Y es que México le debe tanto a su población indígena, en particular la clase dirigente le debe mucho, se ha valido de ellos para mantenerse en su posición privilegiada. A lo largo del proceso histórico las grandes victimas, los grandes abusos, los atropellos más escandalosos y lamentables han sido en contra de los indígenas; no únicamente en México, sino en toda América Latina. Las sublevaciones, las luchas de independencia, las revoluciones y guerras civiles han tenido como principal carne de cañón, como base, como ejército regular, a los indígenas. La modernidad ha colocado a los pueblos y culturas originarias en un lugar muy menor al que merecen, al que humanamente deben tener.



México tiene una población indígena grande, es lo que algunos llaman “minoría sustanciosa”, la historia de México como Estado-nación moderno ha sido gestada por estos pueblos, que han sido los menos favorecidos en la construcción de la nación que hoy conocemos. Han incubado desde hace décadas y generaciones una identidad desfavorecida, abusada, rebelde en muchas ocasiones. El carácter de clandestinidad y conspiración ha sido un elemento identitario en estos pueblos.



Ideologías, adscripciones a teorías sociales y libertarias, siempre han sido cobijadas por su interés y estudio. Siempre existe un deseo de liberarse de la otredad que los constriñe y les obstaculiza. Hoy que el México contemporáneo se propone a celebrar su bicentenario de ser una “nación independiente” y el centenario de ser una sociedad política “más equitativa” y moderna revolucionada, se hace necesario voltear la vista a estas sociedades. Y no es un asunto menor, es un asunto que a la sociedad civil en su conjunto le ha importado poco, lo estima innecesario, no figuran en la configuración de las vidas modernas y los estilos de vida que muchos llevan o bien que la población mestiza estila.



Pero no hay que ir muy lejos ni ser gran observador para darnos cuenta de que las sociedades y culturas indígenas están más que presentes en nuestra cotidianeidad. Me gustaría anotar una serie de aspectos a ser considerados para explicarnos una posible sublevación o revolución en México, en su contemporaneidad.



Primero buena parte de los efectivos castrenses en las fuerzas armadas mexicanas son indígenas, toda la estructura militar está poblada por elementos con ascendencia indígena clara, cuando me refiero a clara me refiero a que en sus rasgos físicos es evidente la ascendencia indígena y conservan activamente tradiciones culturales, propias de sus grupos originarios; claro todas estas culturas están fundamentalmente integradas a la religión católica. Así que desde la tropa, oficiales y jefes del ejército se encuentra una presencia indígena importante, ni que decir de la experiencia histórica en al menos en dos de las luchas más importantes del país. Muchos de estos efectivos desertan del ejercito y se suman a las filas del crimen organizado, tanto militares como policías son grupos de los cuales echa mano el crimen organizado, corrompen organizaciones y estructuras en sus puntos débiles, como son los mandos medios y la tropa en su estrato más bajo.



Por otro lado y regresando a mi experiencia anterior, la APPO es un movimiento social de clara ascendencia indígena que tuvo lugar por un conflicto laboral que integraba una sección del SNTE, es decir trabajadores de la educación o como lo conocemos coloquialmente como maestros o profesores que son todos ellos indígenas, y que aglutinaron a distintos grupos con una conformación sustancialmente indígena. Oaxaca es una extensa conformación de regiones que albergan una importante presencia de los grupos aquí mencionados, muchos de ellos bien agrupados y consolidados a lo largo del tiempo, con tradiciones fuertemente arraigadas a pesar del estrato social al que puedan pertenecer.



Tenemos de igual forma el caso del EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) que es un fenómeno social de primer orden en México y que denuncia el problema y la situación histórica de estos pueblos, es cierto que el conflicto del EZLN ha mantenido un bajo perfil, pero de ningún modo se encuentra deteriorado, tiene una relevancia mundial que poco se ha dado a conocer a la sociedad mexicana, y es claro el por qué ha sucedido tal cosa. No es de sorprender que el movimiento tome nuevas expresiones y se depure o bien entre en actividad en el corto plazo.



El EPR (Ejército Popular Revolucionario) es otro grupo armado de clara ascendencia indígena y de ideología comunista o bien de izquierda, que pugna por la mejora en las condiciones de campesinos e indígenas. El EPR ha tendió especial presencia en Guerrero y Michoacán, regiones eminentemente indígenas y con tradición rebelde o bien opuestas al régimen político en turno.



Otro ejemplo un tanto más cotidiano es la importante presencia indígena en la ciudad de México, existe un amplio abanico de grupos y comunidades indígenas en la capital, estos grupos se integran al mercado laboral en los estratos más bajos, desde peones, albañiles, trabajadores domésticos, sexo-servidoras, personal de limpieza y actividades poco estimadas por la población en general; claro también existen académicos, intelectuales y artistas que ocupan lugares muy valorados por la sociedad, sin embargo estos son los menos, su trabajo es valorado y apreciado como necesario por grupos que no son indígenas. La característica de estos grupos ya sea empleados en el espectro de lo legal o ilegal, es su tendencia a agruparse y conformar grupos organizados en donde el proceso de individualización no esta tan sedimentado como en otros grupos no-indígenas, lo cual le dota de ese caracter comunal.



Un ejemplo importante a nivel internacional son las agrupaciones y redes que han tendido todas estas comunidades y culturas indígenas en los Estados Unidos, que son los que en muchas ocasiones financian y mantienen asociaciones civiles y grupos de toda índole en territorio mexicano, ellos también albergan procesos identitarios aun más complejos pero que sin duda se adscriben a esta realidad adversa a su origen indio y que son un bloque económico nada despreciable y muy complejo que actúan en varios niveles.



Uno de los grandes problemas a los que se enfrenta la sociedad mexicana y la clase política en particular es el narcotráfico, éste se encuentra integrado por una presencia indígena y campesina fundamental, son víctimas del fenómeno del narcotráfico. Y es que éste, tanto ha actuado como agente externo que desestabiliza y diluye su identidad, así como sus estructuras comunitarias; y por otro lado los emplea y explota tanto como cultivadores, transportadores, sicarios etc. son parte de un fenómeno criminal complejo y bien organizado; que les otorga la posibilidad de llevar una actividad económica de subsistencia.



Con el motivo de la celebración del bicentenario y las fiestas patrias que tendrán lugar este año en el país, me pregunto qué tanto están reflejadas las tradiciones y el papel que jugaron estas sociedades; qué tanto es necesario alabar al personaje histórico llevado al heroísmo y qué tanto se ignora o bien pasa desapercibido el papel del campesino y el indígena en éstas celebraciones. Cuantos de estas comunidades tienen injerencia en la decisión y los festejos de las fiestas nacionales. En lo personal pienso que muy poco, pienso que es una danza colosal de cifras y presupuestos que lejos de celebrar el que somos mexicanos pone aun más de manifiesto la profunda fragmentación y multiplicidad de identidade en etapa liminal que tenemos en éste país.



No es nuevo que en México existe un problema latente de levantamiento armado, que día con día se ve alimentado con la pobreza, con la discriminación, con la estratificación intensificada, con decisiones de una clase política que cada día parece más indolente y lejana a las vidas cotidianas de los ciudadanos mexicanos. Tanto estas “profecías” o augurios de reivindicación y emancipación de estos grupos históricamente abusados, son pruebas suficientes de que algo grande puede pasar en este país. Problemas como los de Atenco, APPO, las acciones armadas del EPR, las marchas contra de la violencia, la actual y preocupante acción y presencia del narcotráfico y sus efectos colaterales me hacen pensar que tales profecías violentas son muy probables.



La sociedad está inquieta, existen condiciones latentes adversas al régimen actual, existe una pobreza importante y extendida, la estratificación social y la poca valoración de la cultura política mexicana pueden significar detonantes de una sociedad mexicana que se ha visto afectada en su calidad de vida, que ya desde hace algunas décadas es bastante cuestionable. En el escenario social se encuentran elementos que alimentan estas ideas, y están en los más variados ámbitos de la sociedad, están en lo social en cuanto que se ven deterioradas las condiciones de vida, en lo político en cuanto que tenemos una clase que poco se identifica con la ciudadanía; en lo cultural en tanto que las cuestiones de fe y religión presentan escenarios que pueden otorgar legitimidad a cambios exacerbados y también está la manera en cómo nos relacionamos con las cosas y cómo en nuestra sociedad las valoraciones están en función del dinero. Todo lo anterior juega en contra de un futuro cercano tranquilo, democrático, justo y con un orden legal definido.



Yo abogo por hacer una reflexión profunda de los que están y lo que no figuran como individuos importantes en nuestra cotidianeidad, en cómo nos relacionamos y a qué le otorgamos mayor valía moral y ética. De esto depende que tengamos otra sociedad, si, pero sin una revolución en los términos tradicionales en la que la hemos conocido y que lejos de otorgar un orden de cosas deseables, ha procurado el interés de grupos moralmente cuestionables.



Gracias por su tiempo.


INKEN DEAN


Primavera de 2010


randytolvukin@hotmail.com


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